Cinco mujeres comparten las historias de abuso sexual que sufrieron en su infancia y adolescencia por parte de miembros de su familia. Tienen demasiado en común, crecieron con mucho miedo y con un enorme sentimiento de culpa que les animó a bloquear esa vivencia, como si nunca hubiera existido. Callaron para sobrevivir y hablaron muchos años después cuando encontraron en RANA la ayuda profesional que les permitió sanar sus profundas heridas y reconducir sus emociones, sus vidas. Ahora ellas animan a romper el silencio, a creer a los niños, a reforzar los vínculos entre padres e hijos, y a actuar ante cualquier mínimo indicio de abuso. Porque nunca es tarde.