Talal es una de las muchas aldeas que el terremoto ha borrado del mapa. Aquí vivían 7.700 personas como Anayore, agricultor que hoy busca entre los escombros de su casa para ver si puede salvar algún objeto. Él y su mujer se salvaron porque estaban cenando con unos amigos. Ahora esperan el rescate de cinco miembros de su familia que yacen aquí abajo. Cuenta que no saben de qué van a vivir, ya que el motor económico del pueblo también ha desaparecido. Esto es lo que queda del zoco, hasta hace cuatro días era un bullicioso mercado. Ahora no hay nada, no hay comida, no hay agua, no hay electricidad. Talal es el epicentro del rescate. Hasta aquí van llegando los heridos de aldeas remotas. Llevaban días sin asistencia en zonas aisladas. Los más graves son evacuados en helicóptero. Ahora las palas excavadoras se abren camino entre la catástrofe.