Con el apoyo incondicional del primer ministro, el titular de Finanzas ha presentado al Parlamento su nuevo plan fiscal. Reino Unido se enfrenta a una inflación desbocada en el 11,1 por ciento, el mayor dato en más de 40 años y una deuda pública que supera los 2.400 millones de libras (más de 2.700 millones de euros). Jeremy Hunt ha sido claro: "Estamos en recesión, dice. Y lo que quiero hacer es asegurarme de que esta recesión sea menos profunda y perjudique menos a la gente". Suben los impuestos para familias y empresas y se recorta el gasto público. El objetivo generar 55.000 millones de libras, unos 63.000 millones de euros en los próximos cinco años. Y desde una escuela, Hunt asegura que estamos protegiendo los servicios públicos que realmente importan: la sanidad, las escuelas. Hunt dice que los subsidios sociales y las pensiones no perderán poder adquisitivo. La previsión es que la economía británica se contraerá un 1,4 por ciento el año que viene, antes de recuperarse un 1,3 en 2024. Así las cosas, un 56 por ciento de los británicos cree que el Brexit fue una decisión errónea. La libra y la bolsa londinense han reaccionado con bajadas.