Las protestas antimonárquicas no vienen solas. A Carlos III le ha surgido otro enemigo, las plumas estilográficas. Todo marcha bien en su visita a Hillsborough hasta que la tinta se pone en su camino. Durante una ceremonia de firma de libros el monarca se queja de la pluma que está usando. "¡No puedo soportar esta maldita cosa! Lo que hacen cada maldito momento", exclama ante sus asistentes reales que, rápidamente y visiblemente preocupados, socorren a su rey. Esta ya es la segunda vez que Carlos III aparece en los titulares por una pluma de tinta. Durante su proclamación se vio cómo le pedía a un ayudante que quitase una bandeja de plumas de su escritorio para poder continuar, lo que deja claro que las estilográficas no son su fuerte y que quizás la paciencia, tampoco.