Poco parece importar a los fans de Johnny Depp las inquietantes informaciones que han salido a la luz durante el proceso. Gritos de apoyo, pancartas, aplausos e incluso regalos: con este ambiente salía de los juzgados el actor, que se ha sentado en el banquillo por una causa a dos bandas; contra su exesposa Amber Heard, que le acusó por malos tratos en 2015, y contra el diario británico The Sun, con el que se querelló por asegurar en 2018 que poseía las pruebas que confirmaban que era un marido violento. Moratones, golpes en la cabeza y graves insultos al descubierto que él ha negado. Y además ha insistido en que era Amber la que realmente protagonizaba los comportamientos agresivos y le ha acusado incluso de consumir alcohol y drogas. En el intento del exmatrimonio por limpiar su imagen, los dos parecen haber conseguido el efecto contrario. Porque los trapos sucios durante el tiempo en que fueron pareja han marcado un juicio que ha quedado visto para sentencia.