Palma había convivido desde la naturalidad con las evidentes implicaciones eróticas de tomar por patrón a San Sebastián, en un ejercicio de indiferencia ejemplar hacia la iconografía cargada de insinuaciones sexuales de la Iglesia Católica.

Palma había convivido desde la naturalidad con las evidentes implicaciones eróticas de tomar por patrón a San Sebastián, en un ejercicio de indiferencia ejemplar hacia la iconografía cargada de insinuaciones sexuales de la Iglesia Católica.