Nuevo revés para Novak Djokovic. El primer ministro del estado de Victoria se niega a permitir la entrada a los no vacunados. Considera que el Open de Australia es "mucho más grande que cualquier persona". Pero la bola de partido está en manos de Alex Hawk, ministro de inmigración. Es el único que puede cancelarle la visa y por tanto expulsarle del país. Así que, poco le ha durado la felicidad al tenista serbio que, raqueta en mano, posaba junto a sus entrenadores poco después de que un juez ordenara su liberación inmediata. Cinco largas noches para el tenista y para su familia que habla directamente de torturas. Según la madre, Djokovic "estaba sometido a torturas que pudimos ver nosotros mismos". Y, aunque se ha hecho esperar, también ha llegado la respuesta de la ATP. Con un comunicado ha defendido al serbio y ha pedido más comprensión al Gobierno australiano. Djokovic ha ganado una batalla judicial pero no la guerra.