La exposición recoge 111 obras cuyo denominador común es la búsqueda de lo primitivo, el retorno a una naturaleza benefactora y no contaminada, un tanto idealizada, como fuente de inspiración pictórica. Desde su base en Tahití, Paul Gauguin lideró este Viaje a lo Exótico de la pintura de finales del XIX y primera mitad del Siglo XX. Henri Rousseau el Aduanero, Ernst Ludwig Kirchner o Emil Nolde, entre otros, son en parte descendientes del impulso que llevó a Gauguin a retratar paisajes y gentes de Tahití desde 1892. Como explica Paloma Alarcó, Comisaria de la Exposición, Gauguin fue probablemente el primero en ponerse “en la piel del salvaje”; no observándolo como un especimen, sino tratando de ver el mundo con sus ojos