La creación de órganos en laboratorio para el trasplante a los pacientes que los necesiten será una realidad en menos de una década, según auguró el investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, Pedro Baptista, que supedita este plazo a conseguir la financiación necesaria.

Baptista, que participó el pasado martes en la XVII reunión nacional de coordinadores de trasplantes, en Zaragoza, precisó que en cinco años será posible trasplantar estos órganos en animales «y que funcionen» y la traslación a personas llevará dos o tres años más. «Los órganos a la carta no son ciencia ficción», aclaró.

Para este investigador, el hígado tiene algunas ventajas y parece que será el órgano más fácil de conseguir con bioingeniería, si bien es previsible que el resto de órganos sigan esos mismos plazos.

Órgano bioartificial

Baptista explicó que hacer un órgano bioartificial es «bastante simple». Según relató consiste en «coger un órgano rechazado de trasplante porque no funcionaba bien, lavarlo y sacarle todas las células, y lo que se queda es el esqueleto del órgano». A ese órgano, afirmó, se le añaden las células del paciente para el que se crea. «Y a partir de ahí se estimula y al final del proceso podrá ser trasplantado y sustituir la función del hígado enfermo».

Baptista subrayó que la gran ventaja de estos órganos es que no concitan rechazo ya que están elaborados con las células del paciente por lo que tampoco precisan de un tratamiento con fármacos. «Al usar las células del pacientes se está produciendo un órgano para él y esto evita que intercambiemos una enfermedad grave que necesita un trasplante por otra enfermedad crónica que es la inmunosupresión», explicó.

Este tipo de órganos permitiría mejorar las listas de espera y acabar con ese 3 y 4% de pacientes que, por ejemplo, fallecen en España a la espera de un hígado. Un porcentaje de mortandad que en el resto de Europa llega al 20% y en Estados Unidos incluso lo supera.

Por ello, Baptista insistió en que «los órganos a la carta» no son una ficción y recordó que ya existe la piel de bioingeniería o los vasos sanguíneos, «y solo estamos empezando».

A su juicio, «no hay ninguna duda de que ese es el futuro, llegar antes o después dependerá simplemente de las inversiones, y de reclutar talento». Y comparó la situación con la carrera espacial de los años sesenta, «si quieres llegar a la Luna pronto hay que meter dinero, estos logros no se ganan sin inversión».