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No es Ibai Llanos todo lo que reluce en Twitch: los claroscuros de la plataforma

Se ha convertido en la plataforma de cabecera para los jóvenes | Un servicio de retransmisiones en vivo sobre el que planea el peligro de la sobreexposición, la lucha por la atención, el acoso y las falsas expectativas.

Twitch, una plataforma al alza.

Ibai Llanos, el gran jefe de los creadores de contenido en Twitch, unos seguidores le hicieron una canción con una serie de frases que él había pronunciado en sus directos en la plataforma. Y empieza así: "Toxicidad, fuera; mala vibra, fuera; me llamas gordo, te doy la mano". Ibai reconoció en su día que había necesitado la ayuda de profesionales para tratar su salud mental. También otros creadores estrella de internet, como ElRubius, que cambió Youtube por Twitch hace unos años. Este contó que la bola se fue haciendo grande en su cabeza: cada vez más presión, cada vez más opiniones sobre su figura, y muchos años sin parar de producir contenido.

"Nadie está preparado para tener este tipo de sobreexposición. No tenemos una experiencia, que hayamos podido ir trasladando de padres a hijos, ni tampoco una educación o preparación de años", sentencia la psicóloga Laura Esquinas. Una exposición que, en mayor o menor medida, es intrínseca a la plataforma más de moda entre los jóvenes. El realizador audiovisual Marc Lesan, de 20 años y conocedor por experiencia propia de plataformas como Twitch y Youtube, considera que la primera "puede ser más tóxica" que la segunda "por el hecho de estar en directo y tener el chat y más 'feedback', lo que crea un espacio propicio para los comentarios tóxicos".

Elena Neira, profesora de Estudis de Ciències de la Informació i de la Comunicació de la Universitat Oberta de Catalunya, explica que, precisamente, esa fue la tecla que provocó la revolución de Twitch: "El fenómeno se explica por la posibilidad de interactuar en directo con el creador. Así superó las limitaciones que tenía Youtube. Son herramientas que están muy presentes en los directos de Instagram, pero en Twitch la relación es mucho más intensa por el tipo de proceso demográfico que va unido a la plataforma. Son jóvenes que se pasan muchas horas conectados al servicio, convertido en su televisión".

Sobreexposición, ¿para qué?

Todos están expuestos a ello: desde los 'streamers' con audiencias millonarias hasta los que rascan una decena de viewers sin llegar a monetizar su contenido. "Lo más importante es que la persona se plantee el significado que tiene eso, si es su trabajo, si se expone así porque se dedica a ello, como podría ser el casi de un cantante o un presentador de televisión –apunta Esquinas–. Pero si lo hace desde una vertiente ociosa, valdría la pena que se preguntara ¿para qué?".

Alicia (con el alias AliceNeverMinds) jugó a videojuegos durante años en Twitch antes de hacerse esta pregunta después de numerosas malas experiencias. Sufrió multitud de comentarios machistas y acoso por ser mujer. Sobre todo, de usuarios escondidos tras un alias. "Al principio me cabreaba, lo denunciaba a Twitch, pero me daba un poco igual», explica la joven, de 25 años. La plataforma permite que los creadores tengan moderadores, alguien de su confianza que elimine mensajes inapropiados. Una herramienta necesaria pero imperfecta: «A mí ver que había un comentario borrado ya me afectaba". 

"Nadie está preparado para esta sobreexposición"

Laura Esquinas - Psicóloga

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Tras un parón volvió a la plataforma y le ocurrió un lamentable episodio machista jugando al videojuego 'Valorant'. Lo denunció públicamente en Twitter. "Mucha gente me respondió que le sucedía lo mismo, chicas que tenían el chat de voz muteado para que no se supiera que eran mujeres. Y empecé a recapacitar: ¿está dañando a mi persona exponerme de esta manera?".

Llegó a la conclusión de que debía aparcar Twitch, más después de sufrir una nueva horda de seguidores que llegaron a su canal tras el episodio. "Te expones demasiado. ¿Y a cambio de qué?". La joven manchega solo estaba en la plataforma por diversión, y eso se acabó. Lo ha dejado para siempre. En los seis años que ha estado más o menos activa calcula haber cobrado 80 euros. El contenido en Twitch es gratuito, pero los usuarios pueden apoyar a los creadores a través de suscripciones (a partir de unos 5 euros/mes), que dan una serie de privilegios. No es un ingreso neto, pues la plataforma se lleva un porcentaje de lo recaudado.

Pero el machismo campa a sus anchas y reciben tanto streamers anónimas como profesionales. Helena Adán (Helensitta) empezó a ser acosada tras una entrevista en Twitch en la que el 90% de los comentarios eran "humillantes para mí y las mujeres". "Recibí acoso durante varios años. Desde decirme cosas horribles en un vídeo hasta llegar a usurpar mi identidad. Lo duro ya pasó. He aprendido a lidiar con ello, pero me siguen afectando muchas cosas que me dicen, y eso es un gran problema", comparte. "Nos acosan por el hecho de ser chicas y jugar a videojuegos", zanja Helensitta, de 25 años. 

Por su parte, Twitch afirma que "no es una plataforma de libertad de expresión», ya que considera que «la comunidad solo puede fomentarse cuando existe un estándar de comportamiento y decencia garatinzado". Propiedad de Amazon desde 2011, desde la plataforma afirman que trabajan para mejorar su reacción ante este tipo de situaciones: cuentan con un equipo de moderadores activos las 24 horas del día para tomar medidas en caso de infracción de sus condiciones, y el año pasado duplicaron el tamaño de la sección dedicada a operaciones de seguridad.

"Twitch está sometido al mismo peligro que la TV, a la lucha por la atención"

Elena Neira - Autora de 'Streaming Wars'

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La batalla por la audiencia

Más allá de eso, Twitch es un campo de batalla virtual entre millones de creadores que luchan por conseguir audiencia. «Es un fenómeno efímero, tienes que vivirlo en el momento, y eso lo acerca mucho a la televisión y también lo somete al mismo peligro, a esa guerra por la atención de tus seguidores», ilustra Neira, autora del libro 'Streaming Wars'.

"Tal como está diseñado, tienes que invertir una energía increíble. La plataforma requiere que estés muchas horas. Una cantidad de tiempo que uno solo lo puede dedicar porque no está reconocido como un trabajo", comenta Albert Lloreta, realizador audiovisual que se ha sumergido en profundidad en el fenómeno. No existe regulación para este tipo de actividad que en ocasiones (pocas) también es laboral.

"Las maratones en directo son la autoexplotación llevada a la caricatura"

Albert Lloreta - Realizador audiovisual

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Lloreta apunta a la moda de las maratones en directo –una práctica digamos que poco saludable– como colofón de un "ecosistema diseñado para que prevalga la atención». «Es la autoexplotación llevada a la caricatura", sentencia. "El tener que conseguir atención hace que haya una ansiedad colectiva muy alta, por lo que muchos streamers acaban teniendo problemas importantes de salud mental que, desgraciadamente, a veces acaban en suicidio", expone Lloreta. El catalán Gabriel Chachi, personaje popular entre los creadores de internet, falleció recientemente a los 25 años. 

Una aspiración vital complicada

Como apuntaba Neira anteriormente, los usuarios de la plataforma, así como gran parte de sus creadores, son muy jóvenes. Para la psicóloga Laura Esquinas no tiene sentido criticar el mundo digital que nos rodea pues ya está aquí, inamovible, e insiste en la necesidad de "educarnos en este entorno, aprender, acompañarnos, tener un acceso cuidadoso y limitado, y poner una atención especial en cómo nos comunicamos con el otro, en no generar violencia". Nunca se está preparado para esto, pero incide en que sí hay edades muy vulnerables, y estas coinciden con el grueso de los usuarios de Twitch. "El periodo de la adolescencia es de mucho riesgo. Es uno de los más importantes para la construcción de la identidad, y si esta se pone en juego, puede ser un momento peligroso", añade la psicóloga.

"El periodo de la adolescencia es de mucho riesgo. Es uno de los más importantes para la construcción de la identidad"

Laura Esquinas - Psicóloga

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En España, la repercusión del huracán Ibai ha hecho parecer que Twitch sea un camino relativamente corto hacia el éxito, pero, como advierte Lloreta, "la gran mayoría de stremears tienen 0, 1, 2 o 3 espectadores". "Nosotros vemos a una pequeña minoría que hace que parezca que Twitch sea un sitio en el que te pones a jugar o a hablar a cambio de dinero y, en la mayoría de los casos, eso se hace a cambio de nada".

Raggio era de esos pocos que contaba con un sueldo que, dice, le "ayudaba a vivir en tiempos difíciles". "Un chaval que no tenga seguidores en otra plataforma es muy complicado que triunfe. Toda la gente que yo conozco del mundillo ya era relativamente conocida en otros espacios y se pasaron a Twitch". Él es cantante de rap, miembro del colectivo Space Hammu y de madrugada limpia apartamentos turísticos en Málaga. A lo que ganaba en estos trabajos le sumaba unos mil euros que conseguía con sus directos en la plataforma. De un día para otro, sin embargo, vio cómo Twitch le cerraba su canal para siempre, sin previo aviso ni opción de súplica.

"Un chaval que no tenga seguidores en otra plataforma es muy complicado que triunfe"

Raggio - Rapero y 'exstreamer'

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El motivo era que en su canal había habido "amenazas de muerte". La escena, explica él, fue la siguiente: "Soy andaluz y un colega que venía a mis directos me regaló unas 10 suscripciones. Le conozco y sé que me valora, porque me lo curraba mucho, y le dije: ‘Escúchame, cabeza, que al final te cojo y te mato, deja de donarme suscripciones’". El clip se sacó de contexto y lo que era un agradecimiento entre amigos se convirtió en una amenaza de muerte. "Ellos se guardan el derecho a sancionarte a discreción, como el portero de discoteca que dice ‘tú sí, tú no’, sin añadir más información", explica.

"Hay un contrato con Twitch, pero no laboral –zanja Lloreta–. Y eso, sumado a que hay cierta crítica a la arbitrariedad de la plataforma y a su capacidad de cargarse tu canal, hace que todo se pueda ir a la mierda. Es un poco preocupante que sea una aspiración vital para mucha gente". Raggio cuenta que ha enviado decenas de correos y tan solo ha recibido respuestas robotizadas. Lo da por perdido. «Ha sido un corte de alas, había logrado una estabilidad económica a pesar de lo inestable que es la plataforma».

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