La mayor parte, 4.030,20 toneladas, se continuó recuperando a través de la red tradicional integrada por los chatarreros, ya que este metal tiene el valor de mercado más alto respecto a los otros materiales que conforman los envases.

En las plantas de selección, a donde se dirigen los envases de los contenedores amarillos, se recuperaron 3.297,51 toneladas, y de las escorias de incineración, 1.954,08 toneladas.

En las plantas de residuos sólidos urbanos y de compostaje, así como en recogidas complementarias, como las realizadas durante diversas campañas organizadas en hoteles y centros educativos, se obtuvieron el resto de toneladas.

Según los datos de Arpal producir aluminio a partir de chatarra supone un ahorro del 95 por ciento respecto a la producción desde el mineral, y en ambos casos se obtiene un material con las mismas propiedades.

Además, el 100 por cien del material de aluminio puede reciclarse indefinidamente y sin disminuir su calidad.

En el caso del reciclado de las latas no hay que eliminar otros tipos de material, ya que tanto la tapa como la propia lata son de aluminio, y también son fáciles de transportar porque cuando se aplastan ocupan muy poco volumen.