La sede del Consejo en Estrasburgo acoge hoy y mañana esa conferencia, que también tiene como objetivo animar a los países a firmar o ratificar la Convención sobre Cibercriminalidad, que entró en vigor en julio de 2004.

Hasta ahora 43 países la han firmado, y entre ellos no sólo hay europeos, sino también EEUU, Japón, Canadá o África del Sur y por el momento veintiún Estados la han ratificado.

La reunión tiene lugar en un momento en el que el uso de Internet se populariza, hasta el punto de que ya hay cerca de mil millones de usuarios en el mundo.

Eso también ha influido en el uso ilegal de la red, donde crecen fenómenos como los fraudes comerciales, el robo de datos bancarios, la difusión de mensajes racistas o violentos, las imágenes de pornografía infantil o los ataques a bases de datos, que ya se conocen como "ciber-terrorismo".

Frente a estos hechos la Convención invita a los países a criminalizar las infracciones, sugiere métodos para hacer más eficaces las investigaciones y apunta procedimientos para una mejor cooperación internacional.

Uno de los participantes en esta primera jornada es el director del área de seguridad a través de Internet de la compañía Microsoft, Tim Cranton.

Cranton señala que las amenazas son cada vez más complejas y que los delincuentes cibernéticos "afinan sus métodos y consolidan redes criminales" y subraya que en el segundo semestre del año pasado hubo 63.000 ordenadores infectados cada día, un once por ciento más que en la primera mitad.

Frente a este escenario el experto apunta la conveniencia de una respuesta desde el punto de vista de las legislaciones, de una mayor seguridad técnica y de una educación de los usuarios.

En los dos días de reuniones participarán un centenar de expertos de empresas vinculadas a la informática, de docentes o representantes de organismos internacionales, como las Naciones Unidas, Interpol o la Conferencia Islámica.

Todos ellos analizarán cómo avanzar hacia una cooperación contra la cibercriminalidad, que funcione las veinticuatro horas del día, como la propia red, así como los cauces de colaboración entre las empresas privadas y los poderes públicos.

También se debatirá acerca de hasta qué punto se pueden controlar los contenidos en Internet o la libertad de las compañías que permiten acceder a esos servicios.