Nieto de inmigrantes que llegaron desde Chihuahua (México) a comienzos del siglo pasado, Olivas abandonará la próxima semana la seguridad del transbordador para adentrarse en la ingravidez del espacio y dar el primero de los dos paseos que efectuará en torno a la EEI.

Junto a su experimentado colega James Reilly, el astronauta hispano de 51 años desplegará un nuevo panel solar en la EEI y agregará una nueva viga al complejo que orbita la Tierra a casi 400 kilómetros de altura.

Será la realización de un sueño que empezó a los 7 años, cuando recibió un telescopio de regalo y sus padres lo llevaron al Centro Espacial Johnson de la NASA en (Texas).

Su padre le mostró allí las miles de piezas que forman el cuerpo de una nave espacial en la concreción de un trabajo en el que participan miles de personas.

También le dijo que una de esas piezas había sido fabricada por él mismo para las cápsulas del programa "Apolo" en el decenio de 1970.

"En ese momento me dí cuenta de que el vuelo espacial no es algo que hacen solamente siete astronautas metidos en un transbordador", según dijo Olivas a Efe en una entrevista concedida tras anunciarse que sería miembro de la tripulación "STS-117" de los transbordadores.

"Se trata de una tarea en la que participan miles de personas y fue entonces cuando yo me impuse la idea de que también aportaría mi grano de arena", señaló.

"Yo soy parte del engranaje del enorme cohete que es la NASA, donde miles de personas ofrecen y dan su contribución", manifestó el astronauta, padre de 5 hijos.

Pero el camino de Olivas hacia la concreción de su sueño y su debut como astronauta no fue fácil y tuvo que esperar muchos años para hacerlo realidad.

Ingeniero mecánico de la Universidad de Texas, Olivas decidió trabajar en la empresa privada cerca del Centro Espacial Houston para estar cerca de cualquier oportunidad de ingresar en la NASA.

Esta finalmente se concretó en 1997, nueve años después de que presentara su primera solicitud de empleo en la agencia espacial estadounidense.

"La moraleja de este cuento es que la persistencia rinde buenos resultados", señaló.

Pero para Olivas, que habla español con claridad, su experiencia espacial no será sólo la coronación de un sueño.

También constituirá la oportunidad de demostrar a este país que los inmigrantes son capaces de hacer una valiosa aportación en todos los planos, sobre todo en un momento en que el país se divide en los esfuerzos por acordar una reforma migratoria.

"Represento muchas cosas, a mi familia, a mis raíces. Quiero hacer cosas que les hagan sentirse orgullosos", manifestó.

"Estoy orgulloso de mi origen latino. Los hispanos estamos trabajando mucho en este país. Somos diligentes y parte del motor que le da vida", indicó.

"Es normal que (los hispanos) queramos ser parte también de la exploración espacial. El futuro será construido por mucha gente.

Nosotros (los hispanos) también tenemos cabida en ella", insiste.

Persistente y soñador, Olivas también es modesto respecto a la importancia que tiene la labor que deberá realizar durante los 11 días que durará la misión del "Atlantis".

"Si yo puedo hacerlo (el paseo espacial), otros también lo pueden hacer", manifiesta.

"Hoy yo soy un astronauta honrado de haber recibido esta oportunidad. Soy feliz de ser parte de este programa. Pero le repito una vez más, este trabajo no es más ni menos que el que realiza cualquier otra persona en la NASA", asegura humilde.