De esta forma, España incumpliría ampliamente los objetivos con los que se comprometió en el protocolo de Kioto para el periodo 2008-2012, según los cuales no podía aumentar sus emisiones en más de un 15% respecto al año base de 1990.

Además, entre 2010 y 2020 las emisiones crecerán un 1% al año, hasta superar en un 64,7% las de 1990, mientras que hasta 2030 crecerá un 0,6% anual y superará en un 75,3% las establecidas como referente en el año 90 para Kioto, según resaltaron los especialistas Juan Carlos Císcar e Ignacio Hidalgo, del Instituto de Prospectiva Tecnológica (IPTS), uno de los siete institutos de investigación del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea.

El presidente en funciones de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (RACMYP), Juan Velarde Fuertes, aseguró que el organismo ha estado "vivamente atento desde su fundación" a los problemas de los españoles, y en este momento la energía es, "evidentemente", uno de ellos.

CRÍTICAS A LA CNE.

Por su parte, el gobernador del Banco de España y ex presidente de la Comisión del Sistema Eléctrico Nacional (antecedente de la actual CNE), Miguel Ángel Fernández Ordóñez, aprovechó su prólogo en uno de los libros para criticar a los reguladores españoles de la energía y pedirles que "aprendan de lo que están haciendo" otros países.

En este sentido, Fernández Ordóñez precisó que "por supuesto hay países que no se preocupan de aumentar la competencia y la transparencia", pero en esos casos "hay que aprender a hacer lo contrario de los que estos hacen".

La presidenta de la CNE, Maite Costa, planteó, también en uno de los prólogos, que la política europea sobre energía padece de una "insuficiente coordinación", lo que dificulta el camino para la liberalización del sector y la posibilidad de alcanzar un "modelo de equilibrio entre desarrollo sostenible, competitividad y seguridad de abastecimiento".

PETRÓLEO COMO BASE DEL CONSUMO.

Además, Mariano Marzo, de la Universidad de Barcelona, afirmó que los combustibles fósiles, con el petróleo como máximo referente, seguirán siendo la "principal" fuente de energía primaria y cubrirá hasta el 83% de incremento mundial de la demanda.

Teniendo en cuenta que la demanda mundial de energía primaria crecerá hasta 2030 a un ritmo promedio del 1,6% anual, la demanda de petróleo pasará de los 79 millones de barriles diarios en 2003 hasta los 115 millones en 2030, de los que las dos terceras partes irán de forma directa al sector transportes.

Asimismo, Marzo señaló que la demanda de gas natural será la que experimentará un mayor incremento, de forma que en 2030 superará en más de un 70% el consumo de 2003. Crecerá también el consumo de carbón, aunque en la Unión Europea descenderá hasta un 13%.