García Guinea explicó que, aunque es "casi imposible" demostrar qué amatistas son sintéticas, la gran abundancia de este mineral en el mercado y los bajos precios de venta de algunos ejemplares indican que una buena parte de las que se venden como naturales son artificiales.

El profesor del MNCN explicó que es fácil reconocer cuándo una pieza es natural porque "siempre tienen impurezas y los cristales son pequeños, de aproximadamente un centímetro".

Sin embargo, el que una pieza carezca de impurezas no quiere decir tampoco que sea necesariamente artificial, puesto que existen lugares puntuales, como algunos yacimientos de Brasil, donde los cristales son mayores.

El principal problema de la venta de amatistas sintéticas, sin indicar su verdadera naturaleza, es que provoca el cierre de minas en países en vías de desarrollo, como Uruguay, con el consiguiente aumento del desempleo y la "ruina de la población".

El investigador puso como ejemplo el departamento de Artigas, el más pobre del país sudamericano, donde aproximadamente el 20 por ciento de la población trabaja en actividades relacionadas con este mineral.

El cierre de minas por el comercio de amatistas sintéticas y unido a los problemas relacionados con la fiebre aftosa en el ganado, su principal sector económico, han supuesto el empobrecimiento de la población.

García Guinea participa en el Programa de Fortalecimiento de las Artes, Artesanías y Oficios (PAOF), financiado por la Unión Europea, y que pretende impulsar económicamente este territorio, trabajando en un taller en el que se enseña a desempleados de Artigas a trabajar con este mineral para concederle un valor añadido.

La amatista es un mineral de cuarzo que posee colores llamativos y que tiene su origen en zonas volcánicas.

En Bulgaria, y otros países, se fabrica artificialmente a partir de semillas de cuarzo que son llevadas a altas temperaturas con agua caliente y a las que se le añade tinte.

Javier García Guinea participa hoy en el ciclo de conferencias organizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, en el marco del Año de la Ciencia 2007.