El consumo de cannabis en España ha aumentado en los últimos años, especialmente entre los jóvenes. Según los últimos datos disponibles, la intensidad de su consumo creció entre los chicos de 14 a 18 años. A pesar de que en España el consumo de drogas está estabilizado o bajando, partiendo de unas cifras muy altas de consumo, "el cannabis es la única sustancia estrella en cuanto a que aumenta", señala a Infosalus el director general de la FAD, Ignacio Calderón.

Según relata, se trata de una droga ilegal, que ha conseguido "calar" entre los jóvenes, ha entrado en un proceso de aceptación. "Se ha aceptado mucho, tanto como al alcohol, como si fueran similares. Ahí está a su favor el tema terapéutico del cannabis, un caballo de Troya, en determinadas enfermedad, y cosa que no se discute, pero sí el que no se haya bajado al detalle", alerta el experto.

Así, detalla que algunos de los componentes del cannabis ya se están empleando en fármacos de uso diario, por ejemplo, o el hecho de que se recetan opiáceos para paliar síntomas en algunas enfermedades. "Las personas que lo consumen a diario son personas adictas al cannabis. En este tema hay una serie de mitos como que es inofensivo para la salud por su función terapéutica, y se habla de cosas con falta de rigor y se analizan cuestiones que no están en claro. Pero sí hay un cambio y está en una tendencia cada vez más permisiva y de presencia social, a pesar de que su riesgo siga siendo importante", recalca.

En este sentido, la jefa del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital de La Paz de Madrid, María Fe Bravo Ortiz, explica que si hay un consumo crónico se produce una afectación cognitiva a largo plazo. "Se comprueba que se es adicto si el consumo es habitual y si, al no tomarlo, se presenta malestar y se tiene una necesidad psicológica y física de consumir. En el cannabis el cuadro de abstinencia es el más psicológico. Se es adicto cuando la persona va reduciendo su tiempo de otras cosas para centrar su actividad en ese consumo", sostiene.

Con ello, insiste en que su consumo a largo plazo produce dependencia en el consumidor, una reducción del rendimiento intelectual, además de pérdida de memoria. "También lo que ocurre es que si el consumidor es una persona vulnerable a la psicosis se puede producir una esquizofrenia que, si no hubiera habido ese consumo, esa persona no la hubiera tenido. Cuando se consume de forma crónica y le falta a esa persona, ésta presenta nerviosismo, tiene dificultades para dormir, hay pérdida de peso, intranquilidad, el ánimo está más deprimido, hay irritabilidad, por ejemplo", agrega.

La experta añade que se produce una alteración de la memoria "importante" durante un largo tiempo, ya que la permanencia en sangre de sus sustancias se puede alargar hasta las cuatro semanas, aunque sus efectos de intoxicación "más floridos" se den en las cuatro horas siguientes al consumo.

Efectos en el cuerpo

Bravo comenta que se trata de una planta con diversas sustancias y los problemas en su aceptación social surgen porque se confunden éstas, ya que tienen distintos componentes. "Cuando la planta se toma en forma de hojas es la marihuana, su resina el hachís. Tienen una proporción diferente de químicos. El componente asociado a la acción psíquica de las personas es el 'tetrahidrocannabinol', un alcaloide, una sustancia que tiene efectos euforizantes, que además altera la percepción del cuerpo y del espacio, la desorientación tempoespacial, aumenta la sensibilidad a las sensaciones y sonidos, y las reacciones paranoides. Este es el componente activo que se asocia a parte de sus efectos", subraya la experta.

En concreto, indica que tiene 400 sustancias. Algunas actúan sobre el sistema nervioso central como un ansiolítico, como un relajante, que "tiene usos terapéuticos" para el dolor en pacientes con ELA o cáncer, a quienes les alivia las ganas de vomitar. No obstante, alerta sobre la modificación genética que se lleva a cabo en las plantas de cannabis para intentar lograr una mayor concentración del componente psicotrópico. "Por eso hay marihuana más peligrosa que otras. Si el cannabis está más concentrado tiene mucha mayor potencia y, por tanto,más consecuencias negativas", precisa.

A su vez, alerta de que el efecto psicotrópico paranoico da lugar a que en muchos jóvenes se incremente el riesgo de aumentar la psicosis. "No todos los jóvenes tienen la misma vulnerabilidad. Hay variabilidad genética que hace que algunos jóvenes sean más propensos que otros. Pero, cuanto más joven se es, más riesgo hay de que se produzcan estos efectos psicotizantes. Además, cuanta más cantidad tiene la sustancia más proporción de jóvenes han desarrollado cuadros psicóticos de cannabis", apostilla la especialista.

Asimismo, indica que su consumo dificulta la memoria y el rendimiento escolar, especialmente entre los jóvenes. "Es más peligroso entre estos porque les incide en el momento del aprendizaje con sus estudios, y la incidencia y el impacto es mayor en el desarrollo posterior", alerta María Fe Bravo, quien también alerta sobre su consumo y la posterior conducción de un vehículo, "se tiene más riesgo de tener accidentes", o sobre los cuadros de angustia o disforia que provoca. Finalmente, la psiquiatra detalla que, normalmente, en este caso no hay tratamientos farmacológicos para paliar la abstinencia y se trabaja de forma psicoterapéutica con los adictos.