A muchas mujeres mediterráneas, y cada vez a más hombres, les cuesta grandes esfuerzos mantener un peso adecuado, a pesar de ser uno de los requisitos más importantes para una vida saludable. La fisiología y el estilo de vida son elementos indispensables para entender este 'baile de tallas' en la sociedad actual.

Según explica a Infosalus María Isabel Lopera, responsable de la Unidad de Nutrición, Dietética y Antiaging del Instituto Beautyderm y colaboradora de Smartsalus.com, vivimos en un país en el que existen cuatro estaciones y una humedad atmosférica alta y los genes mediterráneos determinan un físico que, en lo que se refiere al tejido adiposo, difiere de otras regiones del planeta.

Nuestro sistema vascular y el tejido adiposo nos ayudan a regular nuestra temperatura interna que debe estar entorno a los 34 o 35 grados centígrados a través, entre otros mecanismos, de un equilibrio en los líquidos que existen en nuestro organismo

"En verano, somos como los camellos, tenemos que beber más y nuestra orina es más concentrada porque se retiene más agua para controlar la temperatura interna frente a la externa", explica Lopera.

"Es una época que coincide con las navidades en la que se comen alimentos más proteicos y con más grasa y más concentrados para estar preparados para el invierno, una vez pasan los fríos es más fácil perder peso de nuevo". Todo el ciclo se reinicia en primavera, cuando el organismo comienza de nuevo a aclimatarse al ascenso de las temperaturas y de la humedad en el ambiente.

"En China las mujeres no varían de peso, ya que su clima es más homogéneo y presentan una morfología similar, sin embargo, en el centro del planeta sus habitantes están preparados genéticamente para estos cambios vasculares que ayudan al organismo a equilibrar la temperatura interna", explica Lopera.

Así, el clima explica características físicas como la mayor cantidad de grasa en la cara de las mujeres esquimales porque esta grasa subcutánea les ayuda a enfrentarse a las bajas temperaturas o la piel más gruesa de los africanos con la que evitan la pérdida de agua derivada de las altas temperaturas.

Descanso, estrés y hormonas

La sensación de inflamación o de retención de líquidos también procede del estilo de vida que seguimos, señala la especialista. En la ecuación participan las propias hormonas que genera el organismo como respuesta al estrés (cortisol) y los excitantes que se aportan en forma de tabaco (nicotina) o cafés y refrescos (cafeína) con el objetivo de que el organismo acelere su ritmo.

La genética mediterránea, el clima y el estrés terminan así marcando un aumento de la celulitis y de las enfermedades del sistema vascular como las varices, explica Lopera.

Los horarios de trabajo y el ritmo vital no se adaptan tampoco a las necesidades de recuperación del organismo lo que genera aún más estrés.

Según explica Lopera, "desde que existe la luz eléctrica se ha roto el ciclo luz-oscuridad que regula el organismo humano. La biología del ser humano está preparada para estar activa cuando hay luz y dormir y regenerarse cuando llega la noche. En este periodo se genera la melatonina, la hormona regeneradora y rejuvenecedora del organismo".

Si no generamos suficiente melatonina el organismo está sometido a una situación de estrés y este estrés produce hormonas de cortisol, la cortisona, que ayuda al organismo a sobreponerse y estar preparado en situaciones de urgencia. Pero la cortisona genera más desequilibrio y más inflamación y se retienen más líquidos, ya que estos ayudan al organismo a estar preparado ante cualquier urgencia pues le ayudan a regularse y a sobrevivir.

Dormir 8 horas ayuda a adelgazar, eso sí, hay que tener en cuenta que los medicamentos para dormir retienen líquidos. Mejor relajarse con opciones naturales o incluso tomar suplementos como la melatonina".

En las mujeres además también interviene el ciclo menstrual, en cuyos días anteriores a la regla se retienen líquidos para que el organismo esté mejor preparado ante un posible embarazo.

Fisiología y ejercicio, un tándem inseparable

Las células adiposas se asemejan a bolsitas que se llenan de agua y lípidos capaces de retener muchos componentes orgánicos que se van acumulando en el organismo. Ante la cuestión de si es bueno perder peso, la especialista lo tiene claro "cambiar el tejido adiposo y así el contenido de las células adiposas es muy saludable". El tejido adiposo es así una especie de despensa (reserva) para el organismo cargado de líquidos y lípidos.

Sin duda, la dieta es importante aunque Lopera apunta que existen estudios que muestran que en condiciones sin estrés una dieta alta en calorías y grasas puede no provocar aumentos de peso mientras que cuando el estrés entra en escena también lo hace el aumento de peso.