Con la llegada del otoño llegan las enfermedades de carácter respiratorio que se convierten en el pan de cada día de la consulta del pediatra.

Dentro de este tipo de patología, nos encontramos uno de los síntomas más molestos (sobre todo para los padres) y que a la postre supone uno de los principales motivos de consulta: la tos.

En estos días, las salas de espera de las consultas pediátricas se convierten en un autentico concierto de toses, dada la amplia variedad de presentación de esta: tos irritativa, tos perruna (más profunda y metálica), tos en accesos ("ataque" de tos de unos minutos de duración), etcétera.

En primer lugar, debemos aclarar que la tos no se considera una enfermedad, si no uno más de los síntomas de las infecciones de vías respiratorias, sobre todo las que afectan a vías altas.

Es necesario recordar que la tos es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio, cuyo objetivo es eliminar los obstáculos presentes en la vía respiratoria, en este caso movilizar el moco. Es muy importante llegar al diagnostico que origina dicho síntoma (catarro de vías altas, bronquitis, laringitis, neumonía, etcétera), para iniciar el tratamiento de la enfermedad desencadenante y no del síntoma como tal. Por lo tanto? ¿es aconsejable eliminar este mecanismo de defensa? A estas alturas, nuestra respuesta parece bien clara.

Es muy frecuente la demanda por parte de los pacientes (en este caso, sus padres) de medicamentos contra la tos. Sin embargo, la efectividad de los medicamentos antitusígenos en los niños es más que dudosa y apenas hay estudios realizados en la población infantil.

Algunos de estos estudios han puesto en evidencia que fármacos como la codeína y el dextrometorfano tienen similar eficacia en la eliminación de la tos que la del placebo, y otros estudios no han demostrado que el dextrometorfano sea más efectivo que la miel (recordemos que esta no se debe dar en menores de 12 meses).

Por el contrario, sí está demostrado el riesgo de intoxicación con algunos de los medicamentos que se usan para la tos, siendo muchos los países (EE UU, Reino Unido, etcétera) que prohíben el uso de estos fármacos en menores de 6 años. En España, su uso se encuentra contraindicado en menores de 2 años, siendo usado con menor restricción en la etapa entre los 2 y los 6 años de edad.

Y para terminar insistimos en los mensajes que con este artículo queremos transmitir: debemos tratar la enfermedad y no el síntoma.

Es necesario ofrecer a los padres una explicación sobre la benignidad del cuadro clínico (la mayoría son motivados por catarros de vías altas), educándolos con medidas como el lavado de fosas nasales, incorporar el colchón en los lactantes, no usando antitusígenos nunca en menores de 2 anos. Además, debemos plantearnos la necesidad de que las Administraciones Sanitarias lleven a cabo una regulación más exigente sobre la venta de medicamentos antitusígenos de libre dispensación.