Podría decirse que la alta eficacia de la vacuna contra el COVID-19 que desarrolla la farmacéutica estadounidense Pfizer es el mejor anuncio que ha recibido el mundo de manera colectiva desde el pasado mes de marzo. La posibilidad de haber hallado un remedio que permita a muy corto plazo inmunizar a una buena parte de la población contra el nuevo coronavirus ha llenado de euforia no solo la cotización en bolsa de las empresas participantes en el ensayo, sino también las tertulias de bar, las conversaciones en familia y los sueños de cientos de miles de ciudadanos que temen cada día, por encima de todo, infectarse con el SARS-CoV 2. Sin embargo, la comunidad científica todavía tiene sus reservas. Y, aunque esperanzador, cree que el anuncio de Pfizer es todavía muy prematuro: "Es una buena noticia, una noticia que anima a la población, pero hay que tomarla con cautela".

La efectividad del compuesto, a qué población inmuniza, cómo actúa con personas según su grupo de edad, cuánto dura su efecto, si las personas vacunadas pueden contagiar o la necesidad de conservarla a -80º centígrados son algunas de las cuestiones que han despertado las dudas de algunos científicos, que echan en falta una investigación independiente y, sobre todo, conocer en profundidad los datos del ensayo antes de emitir un juicio más en profundidad, al margen de lo que por ahora todos sabemos.

José Tuells, profesor de la Universidad de Alicante experto en Salud Pública y Medicina Preventiva, considera que el adelanto de resultados por parte de la farmacéutica de EE UU y su socio alemán BioNtech es todavía "muy parcial y está muy poco explicado: solo sabemos lo que ellos nos han querido decir". El experto no tiene dudas de que si la FDA -la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos- ha permitido realizar este anuncio, es porque "ha utilizado sus mecanismos de control para comprobarlo", pero aún así considera que tampoco se conocen los informes emitidos por este organismo.

A ello se suma lo que este experto define como «problemas de logística» que, una vez aprobada, podrían hacer difícil la aplicación de esta vacuna. El primero de ellos, la conservación de la cadena de frío, principalmente porque, según lo que se sabe sobre la fórmula de Pfizer, las dosis deben conservarse a -80 grados y hospitales y centros de salud carecen de sistemas que permitan congelar a unas temperaturas tan bajas. Por tanto, en paralelo a la fabricación masiva de la propia vacuna, también habría que fabricar neveras adecuadas, cuando las vacunas que están desarrollando otros laboratorios, que a juicio de Tuells en breve podrían realizar anuncios similares al de Pfizer, no necesitan temperaturas tan bajas.

El también director de la Cátedra Balmis de Vacunología señala como otro de los interrogantes cómo se distribuirán los 20 millones de dosis que, según el Gobierno central, podrían llegar a España a principios de 2021 si se aprueba finalmente su distribución. Aunque el ministro Salvador Illa ha explicado que existe un grupo de trabajo con las comunidades autónomas y el Ministerio para fijar los parámetros, y cuando además hay un amplio consenso sobre que los sanitarios y las personas mayores deberían recibir las primeras dosis, José Tuells lamenta que todavía no haya un plan claro que establezca quiénes serán los 10 millones de españoles que se inmunizarán en una primera tanda.

Por último, indica que esta primera fase de vacunación seguiría siendo aún «muy insuficiente» para alcanzar la inmunidad colectiva: "Aunque hay quien habla de un 60%, la inmunidad de rebaño se consigue cuando vacunas a un 80% de la población; con un 85% te garantizas que no habrá rebrotes y, para eliminar una enfermedad tienes que vacunar a más del 90%. Para el coronavirus yo calculo que no habrá posibilidad de producir de forma masiva para toda la población hasta bien entrado 2022".

José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas y responsable de vacunas del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova), considera una "magnífica noticia" el anuncio de Pfizer sobre la efectividad de su vacuna pero también cree que hay que esperar a la publicación de los estudios en una revista científica independiente para poder extraer más conclusiones. Para este experto, lo más positivo del momento en el que nos encontramos es que, además de los 10 millones de españoles que podrían ser receptores de esta vacuna, hay otra también muy avanzada, la de AstraZeneca, con la que se podría vacunar a otros 7,5 millones de personas: "Es un proceso lento, que nadie crea que en dos días vamos a estar todos vacunados", apunta, para añadir que "lo importante es que a nivel mundial en dos o tres años pudiera vacunarse al 70% de la población".

Entre los problemas logísticos apuntados por Forcada, que coinciden en gran medida con los de Tuells, figura además la grave carencia de personal sanitario, principalmente de Enfermería, que arrastra la Atención Primaria, donde se vacunará a la población. "Sería necesario iniciar ya una contratación masiva de enfermeros para poder atender y vacunar de una manera racional", apunta este experto.

Por último, Forcada también cree que la falta de información y el potente movimiento antivacunas podrían ser un lastre a la hora de avanzar en la inmunidad contra el COID-19. Por eso, aclara que "cualquier vacuna que se apruebe y que nos llegue será totalmente segura".