El frío no cambia al virus, cambia el comportamiento de las personas. Margarita del Val, viróloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC, empieza por ahí el parte poco alentador de una pandemia que se encoleriza. Explica que lo que muta y nos hace más vulnerables a la infección en esta época del año son los hábitos sociales y el tiempo que pasamos en interiores. También que España fue lamentablemente "original" en tener una oleada de verano y que está en el arranque de la de otoño, sea ésta ya la segunda o la tercera. La investigadora enfoca esta tarde la Semana de la Ciencia "Margarita Salas", que organiza 'La Nueva España', hacia el análisis fundamental de "Las vacunas en el mundo". La charla está programada para las siete de esta tarde, en formato telemático y a través de la edición digital del periódico, www.lne.es.

-Llevamos meses oyendo hablar de la oleada del otoño y puede dar la impresión de que nos ha sorprendido.

La oleada de verano se ha dejado efectivamente bastante libre, me imagino que por razones económicas y sociales, pero no puedo opinar sobre eso. La de otoño ha entrado en Europa antes que aquí, y lo ha hecho en cuanto han empezado a cambiar los hábitos de las personas y han aumentado las actividades en interior por el frío. Con un virus de transmisión respiratoria que permanece suspendido en el aire durante un cierto tiempo, eso hace que suban los casos. He empezado a escuchar que Europa estaba entrando con retraso en la misma oleada en la que estaba España. No. No sé qué número darle, pero ésta es la de otoño, y nos viene ahora. No creamos que aquí ya está pasando la oleada que empieza en Europa€ Hemos sido originales, con todas sus connotaciones peyorativas, en tener la oleada de verano, pero aún estamos empezando la de otoño.

-¿Mejor prevenirse contra lo peor?

Una de las certezas más claras respecto a los virus respiratorios confirma que cuanto más nos juntamos en interiores, más se transmiten. Por eso muchos de ellos son estacionales, no porque cambie el virus, porque cambia nuestro comportamiento. Además, cuando estamos en año de pandemia, y hay muchas personas sin inmunidad suficiente, eso sube sin control. Se ha contabilizado que se detectan algo así como veinte veces más brotes en interiores que al aire libre€ Lo que hay que hacer es poner todas las medidas que podamos para controlarlo. Porque la oleada de otoño no es inevitable. Con medidas muy potentes, se puede controlar. Lo han hecho en el hemisferio sur, en Australia y Nueva Zelanda, en su invierno en China, Corea, Taiwán, Japón€ En naciones autoritarias y más democráticas. Con una colaboración completa de las autoridades y los ciudadanos, se puede mantener a raya. Pero hay que tomar medidas. Si no, empieza en otoño y acaba cuando empiece el calor.

-¿Sirven de algo los cierres perimetrales o los toques de queda?

No disponemos de una evidencia previa sobre el impacto que tienen esas medidas para poder analizarlas. No puedo contestar a eso desde la investigación. No lo sé.

-¿Arriesgan mucho los plazos que se han dado para la llegada de la vacuna?

Aunque se están planteando fechas de 2021, creo que no son todavía realistas€

-El mundo entero la persigue, eso será una ventaja.

Con todas las vacunas se suelen establecer sólidos mecanismos de cooperación internacional. Por dos razones, porque somos solidarios y porque somos egoístas. Los países con más recursos ponemos equipos de vacunación a disposición de los más necesitados por solidaridad, pero también por egoísmo, porque sabemos que las infecciones no tienen fronteras y que nos van a llegar si no se controlan en todo el mundo. Con el coronavirus, se está haciendo lo mismo, pero a lo grande. Las instituciones internacionales han constituido un fondo internacional, el "Covax", que ha tratado de plantearse muchas cuestiones con mucha antelación. Así, se ha determinado que no anticiparse en la planificación no sería ético, que los países con más recursos deben pagar más por las vacunas, o cómo se pueden repartir por naciones teniendo en cuenta la protección de la población sanitaria o la envejecida de riesgo, la debilidad de cada sistema de salud o la incidencia de la pandemia, para no castigar a los que no lo hayan hecho bien€ Esto es nuevo, y lo que se pretende es que haya confianza en el sistema, que llegue a todo el mundo y que todos nos beneficiemos lo máximo posible.

-¿Qué diría hoy el parte de la investigación de la vacuna?

Van avanzando los ensayos clínicos. En China, además de hacer los de fase 3 en voluntarios sanos ya han empezado con voluntarios de grupos de riesgo. Esto es importante para ver con más claridad el efecto de la vacunación. En Europa y Estados Unidos, se ha avanzado en la vacunación de grupos de mayor edad, pero sanos.

-¿En qué lugar del camino se encuentran los proyectos españoles?

Avanzamos sin incidencias, lo cual es positivo, y a distintas velocidades. Hay dos prácticamente igual de avanzados, y de ellos el que ha progresado más es el que se basa en la vacuna con la que se erradicó la viruela hace cuarenta años. Se está produciendo ya a mayor escala, y esto no es un asunto trivial, es como quien cocina en casa o para un colegio entero€ Se está terminando de diseñar el primer ensayo clínico, que se espera que empiece en los primeros meses de 2021 con voluntarios españoles. El segundo de los proyectos está en la fase de ensayos en animales y hay un tercero, el más completo y novedoso, que lleva más tiempo, pero también avanza sin incidencias. Tienen completo el prototipo, van a empezar las pruebas en animales y esperan testar en humanos a finales de 2021.

-¿Por qué tienen a veces tan mala prensa?

Yo creo que en general no la tienen. Las personas que se resisten a la vacunación hacen mucho ruido, pero en España casi pedimos más vacunas de las que hay. Sucede que las vacunas son los únicos medicamentos que se aplican a personas sanas, uno se lo piensa mucho más. Pero son muy seguras. Con las vacunas se hacen más ensayos clínicos que con cualquier medicamento, y siempre se pide un mínimo de eficacia. Lo fundamental es que hay gente que mete miedo, y los padres somos muy vulnerables a eso con nuestros hijos, y que siempre quien mete miedo obtiene beneficio económico, te intenta vender algo...

-¿Hace falta mucha pedagogía?

Sí. De hecho, otro de los grandes movimientos que está en marcha con la vacuna del coronavirus es el de la transparencia absoluta. Se está intentando ser más transparentes que nunca para que no queden dudas. Se están haciendo públicos más métodos y protocolos que nunca con ninguna vacuna, se están publicando las incidencias que presentan€ Esto nunca ha sucedido, ni siquiera tendrían por qué informar a las agencias del medicamento hasta el final del proceso. Estamos asistiendo a un ejercicio de transparencia muy potente, porque queremos que haya confianza.

-Es una de las firmantes del documento que pide una evaluación independiente de la gestión de la pandemia. ¿Con qué eco?

Ya la están haciendo. Creemos es importante porque o tenemos vacuna o antivirales o ambas cosas o nos queda mucha pandemia por delante y conviene que cuanto antes sepamos qué estrategias son buenas. En Asturias, por ejemplo, desde el principio se pensó que era bueno tener en cada residencia de ancianos personal de enfermería que pensase en sanitario, que supervisase lo que se estaba haciendo y asesorase sobre las medidas en caso de que se detectase un brote. Es bueno que eso sea público para que en esta dura oleada de otoño el resto de las residencias de España puedan hacer algo parecido. Por eso pedimos la evaluación cuanto antes. Hablamos a principios de octubre con el ministro de Sanidad, ya se ha decidido cuál va a ser el canal de comunicación con el grupo de expertos y la metodología, así como la necesidad de contar con el consenso y la información de todas las comunidades autónomas. Ya se están constituyendo los comités que lo van a evaluar y estamos colaborando. El ambiente es positivo. Queremos trabajar mirando a futuro, no buscar culpables.