Los infartos tienen horario. No es casualidad. Varios estudios realizados en distintos lugares del mundo señalan que el número de urgencias hospitalarias se multiplican al amanecer y al atardecer. Concretamente, la cifra de este tipo de episodios crece entre las siete y las ocho, tanto de la mañana como de la tarde.

Dicho de otra manera: los corazones tienen querencia por el crepúsculo solar. Si los infartos se producen más a unas horas que otras del día es porque el ritmo circadiano influye en los trastornos cardiacos. Como señala la Sociedad Española de Cardiología, los ritmos circadianos regulan los cambios en las características físicas y mentales que ocurren en el transcurso de un día. La palabra circadiano significa "alrededor de un día".

Estos ritmos, con una duración de 24 horas, afectan a cada sistema del cuerpo humano, desde la circulación y el conocimiento hasta el metabolismo, la memoria y el estado de ánimo. También juegan un papel importante al determinar cuándo somos más vulnerables a las enfermedades.

El estudio de la cronobiología, una especie de reloj interno, se ha desarrollado en los últimos años por el descubrimiento de genes específicos que ayudan a mantener los sistemas biológicos sincronizados con la luz y la oscuridad. Esto hace, siempre según las investigaciones, que se produzcan cambios químicos importantes al amanecer y al atardecer.

En este sentido, se pone como ejemplo que cuando una persona interrumpe sus ritmos circadianos ya sea por viajar lejos en avión, por horarios irregulares en el trabajo o ver la televisión hasta altas horas de la madrugada, puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades del corazón y diabetes.

La hora crítica para el sistema cardiaco es la del alba. Tras la fase de reposo, el organismo se reactiva con la luz del día o en el momento en que el cerebro refleje que hemos dormido lo suficiente y que toca ponerse en pie. Ese momento suele provocar un aumento en la sangre de catecolaminas, unas hormonas con un papel importante en la gestión del estrés que pueden ser un desencadenante de accidente cardiaco.

Así, distintos estudios reflejan la fluctuación circadiana en cuanto a la aparición más frecuente de accidentes cardiovasculares a ciertas horas del día, como infartos de miocardio, arritmias malignas, muerte súbita, ictus, disección aórtica y rotura de aneurismas abdominales, que se dan de manera predominante en las primeras horas de la mañana.

No queda ahí la cosa. Un estudio reciente del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, realizado con el apoyo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), señaló, por primera vez, que los infartos que ocurren a primera hora de la mañana pueden ser de mayor tamaño. Es decir, los investigadores concluyeron que existe una influencia importante en la hora del día en cuanto a sufrir un infarto de miocardio y su tamaño, siendo mayor en los enfermos que lo sufren en la transición noche-día.

De hecho, tal es la influencia del ritmo circadiano que científicos de la Universidad de Alabama, en Estados Unidos, encontraron que el riesgo de sufrir un infarto durante los dos días siguientes al cambio de horario que se realiza en octubre y marzo es un 10% mayor.