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Análisis de expertos

"No sabemos qué efectos produce el cigarro electrónico"

Francisco Rodríguez Lozano, de la Red Europea de Prevención del Tabaquismo, y Andrés Zamorano, del Comité Nacional, hablan de los riesgos de los vapeadores

La comunidad médica desconoce los riesgos del cigarro electrónico. SHUTTERSTOCK

La historia se repite. La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones, María Luisa Carcedo, defendía este pasado miércoles que es necesaria una actualización de la legislación del tabaco para hacer frente a las nuevas formas de consumirlo, es decir, a cigarros electrónicos y vapeadores, en auge en la actualidad. Porque la supuesta premisa de que sirven para dejar de fumar ha dado luz verde a un formato, que según la comunidad médica, sigue siendo perjudicial para la salud.

No es muy complicado observar, y cada vez más, a gente por la calle portando una serie de dispositivos para vapear de lo más modernos. Colores, formatos digitales, con carga por USB... lo que sea para que la nicotina siga entrando en los pulmones de la población. Así, la Organización Mundial de la Salud ya advirtió hace un par de meses de que los gobiernos debían ponerse las pilas para acabar con estas nuevas formas de ingerir tabaco y que en lugares como Estados Unidos, país pionero en descubrir que el tabaco producía cáncer, ya ha provocado hasta 400 casos de pulmonías relacionadas con el vapeo.

Fuente: Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).Infografía: Izaskun Garaizabal

"En la última encuesta ESTUDES se pone de manifiesto que el 92% de los jóvenes ven el tabaco como algo muy perjudicial para la salud y que el 34% lo piensan de los cigarros electrónicos. La percepción de riesgo disminuye mucho y tenemos la obligación de alertar que estos productos no son inocuos", sentencia Andrés Zamorano, representante de la Sociedad Española de Medicina General y vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, creador de la Declaración de Madrid por una regulación de los productos el tabaco y que está formado por 37 sociedad científicas, consejos de colegios médicos y sociedades civiles y de pacientes. "Los cigarros electrónicos son productos que se fuman y hay mucha gente que está engañada pensando que son menos peligrosos, que probablemente sí, pero tengamos en cuenta que lo comparamos con la bomba atómica, que es el tabaco. Ser menos peligroso que esto tampoco es tan difícil", añade.

"Los componentes del cigarro electrónico, cuando se calientan, producen formaldeido, acetaldeido y acroleínas, lo que hace que lo que se inhale sea un aerosol"

Andrés Zamorano - Vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo

Francisco Rodríguez Lozano, presidente de la European Network for Smoking and Tobacco Prevention en Bruselas (ENSP) y miembro del Comité del Consejo Asesor de la Organización Médica Colegial (OMC), coincide con su compañero en que se ha extendido la falsa idea de que no es perjudicial y ayuda a dejar de fumar, todo ello "en pro del negocio de las tabacaleras". "Se supone que no es tan malo pero si contiene nicotina es tóxico. Aun desconocemos los efectos que pueden tener estos formatos, pero estamos viendo casos de neumonías raras en Estaods Unidos", sentencia.

Metales pesados

Porque formatos como el IQOD (tabaco calentado) o JULL (vapeador que ha provocado una epidemia adolescente en Estados Unidos) siguen conteniendo sustancias tóxicas, incluida la nicotina. "En el caso de los vapeadores es tabaco líquido que contiene saborizantes que no son inocuos y se han clasificado como mucho menos inocuos algunos como la canela y que no están preparados para ser inhalados por los pulmones , además de propilenglicol, glicerina y nicotina", señala Zamorano, que además añade que "Aparte de la nicotina, que ya sabemos que es tóxica, los otros dos componentes son inocuos por vía oral pero cuando se calienten producen formaldeido, acetaldeido y acroleínas, lo que hace que lo que se inhale no sea vapor, sino un aerosol". Es decir, el fumador del cigarro electrónico también ingiere metales pesados como el cromo, plomo o níquel. "Estamos hablando de productos que teóricamente producen menos daño pero que llevan más cantidad de estas sustancias que pueden lugar a cáncer, algunas no directamente, pero lo potencian", dice Zamorano.

Fuente: Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Infografía: Izaskun Garaizabal

"El IQOS contiene un 84% de nicotina. Además, lleva hidrocarburos policíclicos aromáticos, uno de ellos acenafteno, en el doble de proporción que un cigarrillo normal, concreta Zamorano. "En Estados Unidos los jóvenes habían dejado de fumar, y en la gente adulta la mitad se morían y la otra mitad lo dejaban, así que las tabacaleras se pusieron de los nervios y desarrollaron el IQOS, que al ser calentado no admite monóxido de carbono. Parece que es menos peligroso, pero no se autorizó durante mucho tiempo. Así que como seguían de los nervios compraron JULL, que tenía enganchados a los niños", cuenta Rodríguez Lozano

"No sabemos del todo hasta qué punto es dañino. Estamos descubriendo cosas ahora. La epidemia de Estados Unidos es la punta del iceberg"

Francisco Rodríguez Lozano - Red Europea de Prevención del Tabaquismo

Así pues, más allá de lo esfectos cancerígenos de la nicotina, lo cierto es que la comunidad médica desconoce hasta qué punto es dañino el tabaco calentado y el cigarro electrónico. "El tabaco, hasta que no pasaron años, no se supo el daño que producía, y lo mismo pasa ahora con estos cigarros, aunque ya sabemos que la nicotina es mala", afirma Zamorano abalado por su compañero: "No sabemos del todo hasta qué punto es dañino. Estamos descubriendo cosas ahora, con el tiempo, que no conocíamos. La epidemia de Estados Unidos es la punta del iceberg", reitera Rodríguez Lozano.

Una epidemia que ha calado en la población como solución milagrosa para dejar el tabaco y que al final se ha convertido en la puerta de entrada de los no fumadores a la adicción. "Las tabacaleras son el eje central de este problema. La gente fuma por culpa de la presión de su publicidad y a ellos les da lo mismo que sea lo que se fuma mientras se ingiera nicotina", sentencia Zamorano. "Si estos productos sirvieran para dejar de fumar estarían controlados y se venderían en farmacias. El escenario está en el negocio de estas empresas con la nicotina. Incluso los estudios sobre el daño de estos productos están hechos por ellos, no te puedes fiar. Hay que tener muy en cuenta los intereses que hay detrás de esto", asevera Rodríguez Lozano.

Por otro lado, ambos expertos coinciden en que se puede dejar de fumar y muestra de ellos son los 10 millones de fumadores ya existentes en España. "Hay recursos para dejar de fumar, terapias que ya se han puesto en marcha en comunidad como Canarias o País Vasco", dice Rodríguez Lozano. "Si la gente lo deja es porque se puede", añade Zamorano.

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