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Análisis de expertas

"Obligar a comer a un niño puede tener más riesgo de obesidad"

Dos especialistas dan las pautas para una buena alimentación: "Hay que procurar un ambiente positivo y relajado en la mesa familiar"

Existen diversos mitos en torno a la nutrición infantil. Eduardo Ripoll

Puede que sea uno de los problemas más desesperantes para padres y madres. A la hora de sentarse a la mesa, son muchos los pequeños que sufren una suerte de tortura ante el plato de comida. Y también sus padres. Enfrentarse al problema de tener que luchar contra los niños a la hora de comer, cenar o incluso desayunar puede ser desesperante.

Pero, ¿hay que obligar a comer a los niños? "Existen diferentes motivos por los que un niño puede negarse a comer: por un cambio de rutina, nacimiento de un hermano, inicio de la escuela infantil, por una enfermedad, e incluso muchas veces se trata de un desequilibrio entre lo que un niño come y la familia espera que coma", explica la dietista nutricionista, especializada en nutrición pediátrica y asesora de lactancia materna, Conchi García. "Pero el principal motivo es la inapetencia fisiológica de los 12 meses. El crecimiento supone un 35% de los requerimientos energéticos diarios que disminuyen progresivamente al 5% a los 12 meses, 3% en el segundo año de vida, y permanecen en torno al 1% o 2% hasta la adolescencia. Por lo que los niños entre 1 y 6 años crecen más lentamente y comerán proporcionalmente menos. Este cambio fisiológico unido a otros cambios emocionales suelen provocar lo que se conoce como anorexia o hiporexia de los 12 meses", añade.

"Una causa muy frecuente por la que los niños no comen es que se les dan almuerzos o meriendas muy calóricos y no llegan con hambre a la comida principal"

Natalia Moragues - Nutricionista

En palabras de la nutricionista y dietista Natalia Moragues, "lo primero es analizar cuál es la causa del problema. Qué ha comido, si se le forzó a comer en algún momento... una cuasa muy frecuente es que se les da un almuerzo y una merienda muy calóricos y el niño no llega con hambre a la comida. También puede ser que el niño, simplemente, coma poco y en el caso de los que no quieren comer nada, suele suceder por imitación". Porque que haya un ambiente familiar idóneo alrededor de la mesa es esencial para una perfecta educación a la hora de que los más pequeños se sienten a comer sin problemas. "Existe la costumbre de que cuando un niño no quiere comer algo se le da un dulce, un postre, y esto es un error.

García también insiste en que "lo primero es descartar patologías", aunque recomienda que tras desechar esta opción "hay que dejar de insistir, forzar o distraer al niño para que coma -incluye evitar el uso de pantallas, avioncitos...-, hay que procurar un ambiente positivo y relajado en la mesa familiar. Aunque puede ser complicado para las familias, es importante permitir al niño que se alimente según sus señales fisiológicas de hambre y saciedad, sin caer en la tentación de ofrecerle alimentos no saludables para que coma algo, ya que los comerá por encima de sus necesidades y así limitará aún más su alimentación".

Principales mitos sobre la alimentación infantil

COMER MUCHO PARA CRECER

El crecimiento de los niños no es consecuencia de la alimentación, al contrario. La cantidad de alimento que necesita un niño depende principalmente de su crecimiento y por tanto los niños comen en función de lo que tienen que crecer.

ALIMENTOS ESPECIALES

Productos como los potitos, mi primer yogur, cereales dextrinados, cereales infantiles, preparados de fruta listos para beber, mi primera galleta... son totalmente innecesarios, están totalmente procesados, son más caros y no son más saludables.

EL BIBERÓN PARA DORMIR

Es uno de los principales motivos por los que se rompe la exclusividad de muchas lactancias alrededor de los 4 meses. La maduración del sueño es progresiva y no depende de la alimentación. Los despertares forman parte de su desarrollo normal.

NO MASTICAN SIN DIENTES

La OMS recomienda la lactancia materna hasta los 6 meses como un pilar fundamental de salud pública. A partir de esa edad el desarrollo de los bebés les permite la autoalimentación y no es necesaria una alimentación de transición con papillas.

Son muchos los mitos que giran en torno a la nutrición infantil. "Hay que educar en la alimentación con tiempo, desde los seis meses, hacerles ver que se come en familia, que las verduras estén presentes y no cometer el error de meter alimentos azucarados. Los que no comen de todo antes de los nueve meses tienen el paladar modificado. Introducir los alimentos solos, haciendo que puedan tocarlos y saborearlos es la forma más natural de aprender a comer y, además, se trabaja la coordinación, la psicomotricidad y ellos mismos controlan la cantidad. Y no se atragantan". afirma Moragues. Además, García añade que ante el miedo de madres y padres a introducir ciertos pescados, frutas o frutos secos en la dieta "no hay evidencia de que retrasarlo ma?s alla? de los 6 meses prevenga el desarrollo de alergia, independientemente del riesgo que los niños presenten"

"Obligar puede llevar a un mayor riesgo de obesidad e incrementan el riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia"

Conchi García - Nutricionista

Por descontado, ante cualquier incidencia con los niños y la alimentación, obligarlos a comer está totalmente desechado por parte de los nutricionistas, que apuntan incluso a traumas futuros con la comida. "Obligar es un error. Primero hay que analizar los hábitos del niño, saber si su paladar está modificado -esto ocurre cuando nunca han probado los alimentos por separado-, retirar los procesados e ir subiendo escalones poco a poco. Se puede empezar acercando el plato con esa comida que no le gusta a la mesa, un tiempo después se le pone ese alimento en su propio plato. El paso siguiente será que, tras conseguir que tolere esto, se le anima a que lo pruebe, pero nunca obligar, si no le gusta se cambia por otra cosa", comenta Moragues. "Los niños tienen la capacidad de autorregular su ingesta en función de sus necesidades respondiendo a sus señales fisiológicas de hambre y saciedad. Por tanto, se debe permitir a los niños decidir qué y cuánto comer, entre una selección de alimentos saludables, así lo reconoce la Academia de Nutrición y Dietética, la Academia Americana de Pediatría, la OMS y otras entidades de referencia", añade García.

Porque, según esta última, "obligar, castigar, sobornar, presionar a un niño a comer es una contraproducente y puede tener consecuencias de por vida. Estas estrategias no solo no ayudan a que coman más, sino que hay estudios que las asocian con una menor ingesta de alimentos, con consecuencias psicológicas como traumas, obsesiones y a aversiones dietéticas, con un mayor riesgo de obesidad y además incrementan el riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia".

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