Recientemente un programa de televisión se centró en cómo una famosa presentadora se sometía a los consejos de una pareja asidua a los ayunos secos o prolongados durante unos días, siendo un proceso 'satisfactorio' para los invitados como método de depuración de su cuerpo, con la ayuda de la meditación, y a pesar de apenas beber agua, hacerlo de forma muy puntual, y de no comer en días; no así para la presentadora, para la que representó un auténtico calvario.

Con el objetivo de 'depurar', 'regenerar' y 'resetear' el cuerpo también está de moda beber durante un mes un jarabe o una serie de preparados. ¿Hasta qué punto esto es saludable o pone en peligro nuestra salud? ¿No se atrofiarán y dañarán nuestros órganos internos?

"Si una persona con una enfermedad grave, como el cáncer, o una infección vírica, tipo la neumonía, se somete a un ayuno seco es más probable que tenga aún problemas más serios en menos tiempo, se agravará mucho su cuadro", advierte en este sentido el doctor Nicolás Romero, experto en nutrición y alimentación. Es más, asegura que se trata de dietas o procedimientos extremos que pueden poner en peligro la vida de la persona. "Hay dos modalidades de ayuno seco, el suave (se puede beber agua) y el duro (no se puede beber agua, ni tampoco tener contacto con ella, es decir, ni ducharse)", precisa.

Información errónea

Según indica, las personas que los practican lo suelen hacer por tres razones: por pensamiento mágico o místico; por la culpa y el autoengaño, por la que se van a depurar o resetear su organismo o poner a cero el metabolismo (que es imposible); o bien ante una falta de autoestima que les lleva a asumir retos y desafíos extremos. "Es una forma punitiva contra tu organismo, sea la razón que sea", reitera.

A su juicio, privar al cuerpo de comida y de agua es "algo que roza la irracionalidad". Así, destaca que ante un ayuno seco estricto, en cinco o siete días se puede fallecer. Cuando se trata de una dieta de ayuno, en la que se puede beber agua, se puede aguantar más y llegar hasta las 3 semanas, "aunque ahí puedes empezar a tener fallos cardiacos".

En este punto, el doctor Romero señala que los que practican o prescriben este ayuno dicen que hay que hacerlo de forma intermitente, en cascada, un día en ayunas, otro descansas, dos en ayunas, dos descansas, etc. Según insiste, médicamente tiene muchas contraindicaciones y, por ejemplo, se produce una hormona antidiurética y toda el agua el cuerpo la guarda para la sangre, de forma que las células pierden hidratación y a nivel cerebral surge una especie de cansancio, de mente borrosa.

"Es bastante dramático. La filosofía de la depuración, de la desintoxicación, es que vas a ganar energía y a tener la mente más clara, pero en este caso no, porque el cerebro, las células neuronales, están deshidratadas y el cerebro está peor", advierte el especialista en nutrición.

No existen evidencias científicas de sus beneficios

Por su parte, la jefa de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, la doctora Julia Álvarez, remarca en declaraciones a Infosalus que "no existen ventajas del ayuno prolongado para la salud, ni hay trabajos con evidencia científica contrastada que así lo determinen".

Según apunta, un ayuno con restricción total de ingesta, es decir, si no se toman alimentos ni agua puede llevar a la muerte en pocos días por deshidratación y a un fallo en el funcionamiento de los riñones (insuficiencia renal). En cambio cuando no se restringe el agua (normalmente en huelgas de hambre, ayunos por razones religiosas etc.), o se toman además minerales y vitaminas (casos de ayuno terapéutico), la supervivencia se alarga enormemente, indica la experta.