Cualquier persona que alguna vez haya puesto a dormir a un bebé acunándolo suavemente o que haya dormido una siesta en una hamaca, sabe que mecerse promueve el sueño. ¿Pero por qué? Para comprender este fenómeno y los mecanismos cerebrales en juego, investigadores de las universidades de Ginebra (UNIGE), Lausana (UNIL) y de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), en Suiza, realizaron dos estudios que muestran que el movimiento lento y repetido durante la noche modula la actividad de las ondas cerebrales. En consecuencia, el balanceo no solo induce a un sueño más profundo, sino que también ayuda a fortalecer la memoria, que se consolida durante ciertas fases del sueño.

Los científicos de UNIGE ya habían demostrado en un estudio anterior que el balanceo durante una siesta de 45 minutos ayuda a las personas a dormirse más rápido y más profundamente. ¿Pero cuáles son los efectos de este movimiento lento en el cerebro? Para obtener más información, los investigadores, en asociación con colegas de la UNIL, realizaron dos nuevos estudios, uno sobre seres humanos y otro sobre roedores, como parte de una subvención conjunta de SNSF que permite a los investigadores en investigación básica y clínica trabajar juntos en un problema común. Sus resultados se detallan en 'Current Biology'.

El primer estudio, dirigido en Ginebra por Laurence Bayer, investigador del Departamento de Neurociencias Básicas de la Facultad de Medicina de UNIGE y en el 'HUG Sleep Medicine Center', y Sophie Schwartz, profesora titular del Departamento de Neurociencias Básicas de la Facultad de Medicina de UNIGE, explora el impacto del balanceo continuo en el sueño y en las ondas cerebrales que lo caracterizan.

Un total de 18 adultos jóvenes sanos pasaron una noche en el Centro de Medicina del Sueño HUG para realizar grabaciones polisomnográficas durante las cuales se registraron varias variables fisiológicas (frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, electroencefalograma, etcétera). Una vez familiarizados con este ambiente inusual, los jóvenes voluntarios pasaron dos noches en el Centro de Medicina del Sueño, uno en una cama móvil y el otro en la misma cama, pero en una posición inmóvil.

"Una buena noche de sueño significa quedarse dormido rápidamente y permanecer dormido toda la noche -afirma Laurence Bayer-. Sin embargo, observamos que nuestros participantes, aunque dormían bien en ambos casos, se quedaron dormidos más rápidamente cuando se mecían. Además, tenían periodos más largos de sueño profundo y menos micro despertadores, un factor frecuentemente asociado con la mala calidad del sueño".

Sincronización de las ondas cerebrales

El refuerzo del sueño profundo mediante el balanceo es la consecuencia directa de la modulación de la actividad de las ondas cerebrales durante el sueño. Así, el balanceo continuo permite sincronizar la actividad neuronal de las redes tálamocortico-corticales, que desempeñan un papel importante en la consolidación del sueño, pero también de la memoria.

"Para ver si este efecto también afectó a la memoria, sometimos a nuestros participantes a pruebas de memoria: tuvieron que aprender pares de palabras por la tarde y recordarlas por la mañana cuando se despertaron", explica el primer autor de este estudio, Aurore Perrault, investigadora de la Facultad de Medicina de UNIGE. "Y aquí también, el balanceo resultó ser beneficioso: los resultados de la prueba fueron mucho mejores después de una noche en movimiento que después de una noche tranquila", añade.

El segundo estudio se llevó a cabo en Lausana, en ratones, bajo la dirección de Paul Franken, profesor asociado de la Facultad de Biología y Medicina de UNIL. Al igual que para los seres humanos, mover las jaulas de los ratones redujo el tiempo que necesitaban para conciliar el sueño y aumentar la duración del sueño. Sin embargo, no aumentó la calidad del sueño, a diferencia de lo que se había demostrado en los seres humanos.

El sistema vestibular del oído interno, involucrado

El estudio realizado en Lausana destacó otro actor clave en la calidad del sueño: el sistema vestibular. Ubicado en el oído interno, gestiona el equilibrio y la orientación espacial. "Hemos sometido a dos grupos de roedores al mismo balanceo: un grupo con receptores sensoriales que no funcionan en el oído interno y una función vestibular alterada, y un grupo de control. A diferencia de los ratones de control, los del primer grupo no se beneficiaron de ningún efecto de balanceo durante el sueño --dice el primer autor del estudio, Konstantinos Kompotis, investigador de la Facultad de Biología y Medicina de la UNIL--. La estimulación sensorial vestibular durante el balanceo actúa en las redes neuronales responsables de las oscilaciones cerebrales específicas durante el sueño".

Para identificar mejor las estructuras subcorticales y las redes neuronales involucradas en los efectos del balanceo en el sueño, los científicos ahora usarán otras técnicas, como la optogenética, para observar y controlar neuronas específicas. "Ahora, se trata de descifrar las estructuras, e incluso las poblaciones neurales precisas, que reciben estímulos de los órganos vestibulares antes de transferirlos a las estructuras del circuito del sueño", agrega Paul Franken.

"La red de comunicación entre los dos sistemas permitiría desarrollar nuevos enfoques para tratar a los pacientes que sufren de insomnio y trastornos del estado de ánimo, así como a las personas mayores, que a menudo sufren de trastornos del sueño y de la memoria", concluyen los científicos suizos.