Lucir una sonrisa de anuncio es el sueño de cualquiera. Una dentadura bonita y blanca se ha convertido en una necesidad estética y psicológica en nuestra sociedad actual. Pero, no todo el mundo puede presumir de dientes como perlas de forma natural. Y no siempre que ese molesto tono amarillo es a causa del café y el tabaco.

La genética de cada persona influye en el grado de blancura de sus piezas dentales. Además, hay alteraciones de origen hormonal que pueden provocar manchas y modificar su color.

Por otra parte, una dieta inadecuada o poco equilibrada afecta al color de las piezas dentales, incrementando su tono amarillento, según Vitaldent que, además, recuerda que el abuso de ciertos alimentos como el café, el té, las bebidas de cola, el vino tinto o los zumos cítricos pueden provocar que los dientes pierdan su tono natural.

Lo mismo sucede con los alimentos que contienen carotenos (un pigmento natural antioxidante), como las zanahorias, el tomate o las espinacas.

Asimismo, ciertos hábitos como el abuso del tabaco o la ingesta prolongada de algunos medicamentos, como las tetraciclinas y la doxiciclina (antibióticos), y los antidepresivos y antiestamínicos, pueden también dañar el color del esmalte.

Del mismo modo, Vitaldent informa de que algunos tipos de colutorios prescritos para tratar los problemas periodontales y que contienen clorhexidina, suelen decolorar los dientes si se usan de manera prolongada, al igual que el uso excesivo del flúor.

"Si no nos cepillamos los dientes, estos acumulan placa. La placa no tarda en endurecerse y convertirse en sarro, sustancia amarillenta que ya sólo puede ser retirada por un odontólogo o higienista dental. Además, un diente con sarro es más propenso a retener restos de comida lo que fomenta la aparición de manchas", apostilla el director médico de Vitaldent, Gustavo Camañas.

Para evitar este problema que afecta principalmente a la estética de la persona, se recomienda reducir el consumo de alimentos que decoloran los dientes, así como evitar hábitos nocivos. Además, si ya se tienen los dientes manchados o amarillentos, el paciente puede realizarse tratamientos de estética dental como el blanqueamiento o las carillas dentales.

Qué hacer para evitar el color amarillento

Dos recursos para recuperar la blancura de la sonrisa son las carillas y el blanqueamiento dental.

En concreto, las carillas son finas láminas de porcelana que se colocan en la parte frontal del diente, diferenciándose del blanqueamiento en que, además de otorgar a los dientes un color más puro y blanco, permiten corregir pequeños defectos en la forma de los dientes otorgándoles homogeneidad y un aspecto "más atractivo".

Hoy en día hay materiales como el composite o las carillas ultrafinas 'e-max' que ofrecen magníficos resultados sin necesidad de tallar el diente. Estas carillas, proporcionan una fuerza y resistencia comparable al esmalte del diente natural, y resisten al paso del tiempo, no desgastándose, y proporcionando una blancura propia de una dentadura cuidada", han explicado.

Por su parte, el blanqueamiento dental consiste en la aplicación de productos químicos sobre la superficie dentaria que, mediante un proceso de oxidación, producen un aclarado del tono de los dientes. Por ese motivo, han destacado la necesidad de que se realice bajo la supervisión de un profesional con el fin de evitar que estos agentes químicos puedan ocasionar posibles abrasiones y daños en las encías.

El peligro de la blancorexia

La blancorexia, es decir, la obesión por tener los dientes blancos, puede provocar la pérdida de los dientes si no se realiza de una forma adecuada tal como advierte el médico estomatólogo en IOIB Dr. Padullés-Roig, Esteban Padullés-Roig.

Y es que, según el experto, el abuso de sustancias blanqueantes puede provocar irritaciones "severas" en las encías, paladar y garganta, así como daños en la matriz del esmalte y la pérdida del mismo. También puede afectar a la pulpa dental de forma "irreversible", así como cambios en la lengua y en la percepción del sabor.

Y es que, el procedimiento para blanquear consta de sustancias químicas que sensibilizan al diente, por lo que debe existir un intervalo de tiempo entre las sesiones según las indicaciones del profesional y se suelen acompañar con aplicaciones de flúor.