La esquizofrenia es un trastorno mental crónico, grave y discapacitante que altera los pensamientos, el habla y el comportamiento normal de quienes la padecen. Esta semana se ha conocido el lanzamiento al mercado en España del primer tratamiento trimestral contra esta dolencia, clave para garantizar que los pacientes cumplan con su medicación.

La enfermedad afecta a aproximadamente el 1 por ciento de la población adulta mundial, lo que sólo en Europa equivale a 3,7 millones de personas, siendo más común en hombres que en mujeres, según datos facilitados por Janssen, compañía que ha desarrollado esta novedosa terapia que sólo requiere cuatro dosis al año.

Aunque las causas se desconocen, se cree que probablemente es una combinación de factores genéticos, ambientales y de la estructura química cerebral. Además, entre los síntomas hay cuatro dominios predominantes en esta enfermedad:

- Positivos. Delirios, alucinaciones y trastornos del pensamiento y del movimiento.

- Negativos. Carencia emocional o falta de expresión, aislamiento social y falta de motivación.

- Cognitivos. Dificultad para priorizar tareas, organizar ideas y con ciertos tipos de memoria.

- Afectivos. Depresión; pérdida de sueño, apetito, interés y concentración; sensaciones de inutilidad, culpa y ansiedad; y otros síntomas del estado de ánimo.

Las personas con esquizofrenia tienen dificultades en todos los aspectos de la vida, como cuidar de sí mismos, tener relaciones íntimas y sociales y mantener un trabajo. De hecho, entre el 60 y 78 por ciento de los afectados están desempleados.

Además, se estima que hasta uno de cada cinco no tienen hogar y más de un tercio abusan de sustancias en algún momento de sus vidas. De igual modo, hay datos que muestra que el riesgo de suicidio es diez veces mayor que entre la población general.Cómo tratar esta enfermedad

Aunque no existe una cura para la esquizofrenia, la enfermedad puede ser tratable y controlable y hay tratamientos que permiten a los pacientes mantener sus síntomas bajo control y evitar las recaídas.

Los tratamientos psicológicos como la terapia conductual cognitiva o la psicoterapia de apoyo pueden reducir los síntomas y mejorar la función de estos pacientes.

En lo que respecta al tratamiento farmacológico, los expertos coinciden en que puede ser eficaz en muchos pacientes, sobre todo cuando se inicia pronto.

Las opciones incluyen medicamentos diarios y medicamentos de acción prolongada, que se administran a diferentes intervalos de tiempo dependiendo del medicamento. La mayoría, en cualquier caso, necesitan tomar de forma continuada para no sufrir una recaída.

Los fármacos de acción prolongada tienen la ventaja de que incrementan el tiempo entre las dosis y, por ello, resultan beneficiosos para aquellas personas que suelen olvidarse de tomar la medicación cuando es diaria.

Además, da tranquilidad a los cuidadores y profesionales sanitarios de que se la van a tomar y aporta más independencia para los pacientes, ya que así se centran menos en tomar la medicación y más en sentirse bien de nuevo.