El médico alergólogo de amplia experiencia hospitalaria, Juan Antonio Pagán Alemán, ha alertado que en Navidad suelen aumentar de forma "notable" las reacciones alérgicas debidas a la ingesta de frutos secos, frutas y crustáceos o mariscos de pata como gambas, cigalas, camarones, quisquillas, langostinos, nécoras y centollos, cuyos efectos suelen ser severos y de pronóstico grave.

Pagán llama la atención sobre estas alergias porque en estas fechas navideñas se incrementa el consumo de estos alimentos y, con ello, aumentan de forma paralela las reacciones alérgicas, que en la gran mayoría de los pacientes se producen en los 30 minutos posteriores a la ingesta del alimento.

Con menor frecuencia se producen reacciones alérgicas a "marisco de concha" como las almejas, berberechos, chirlas, navajas, mejillones, vieiras, ostras y cañaillas, así como a cefalópodos como el calamar, la sepia, el chipirón o el pulpo, y los gasterópodos como los caracoles o los bígaros, entre otros alimentos. Asimismo, este alergólogo advierte que los lácteos, huevos y otros alimentos de consumo casi diario todo el año continúan dando reacciones alérgicas, por lo que pide "no bajar la guardia". En cambio, aclara que los pescados provocan alergia con poca frecuencia y las carnes "apenas provocan reacciones de este tipo".

'Anisakis Simplex'

No obstante, Pagán también ha advertido sobre el riesgo que entraña el 'anisakis simplex', que es un gusano que parasita los mamíferos marinos como ballenas, delfines, focas o nutrias, entre otros. En concreto, la hembra de este parásito desova en las heces de estos mamíferos, y los cefalópodos, crustáceos y peces contraen este gusano nematodo ingiriendo sus huevos en el agua, por lo que todos ellos actúan como huéspedes intermediarios. La larva se desarrolla en las vísceras de estos peces y emigra a sus músculos. Finalmente, el ciclo del parásito se cierra cuando los mamíferos marinos los ingieren.

En este sentido, Pagán destaca que los pacientes alérgicos a 'anisakis simplex' deben evitar comer frutos de mar fuera de su domicilio, aunque la gran mayoría de ellos tolera sin alergia pescados y frutos de mar congelados al menos a -20 grados centígrados durante tres días y cocinados posteriormente en olla, horno, o sartén a temperatura superior a 60 grados más de 10 minutos.

El ejercicio físico y medicamentos como 'cofactores'

La reacción adversa a un alimento, según Pagán, se define como cualquier respuesta clínica anormal atribuida a la ingesta, contacto o inhalación del alimento, derivado de éste, o aditivo que lo contenga. La definición de alergia a alimentos según la Academia Europea de Alergia (EAACI, por sus siglas en inglés) es la de una reacción adversa, no tóxica, con mecanismo patogénico inmunológico demostrado.

En la gran mayoría de los pacientes, la toma de contacto con el alimento alérgico se produce por ingestión, contacto cutáneo o inhalación, entre otras vías, y ocasiona la aparición de la enfermedad alérgica leve o grave.

En algunas ocasiones, para se produzca la reacción alérgica hacen falta dos supuestos: primero que tome el alimento responsable y en segundo lugar que se asocien 'cofactores' o 'potenciadores' como el ejercicio físico, el baile, jugar al tenis o ir en bicicleta. Además, también actúan como 'potenciadores' ciertos medicamentos, sobre todo analgésicos 'AINES' y el estrés potente, entre otros.

Por ejemplo, el paciente no desarrolla síntomas de alergia si toma la uva o la manzana y realiza su digestión en reposo, y tampoco padecerá la enfermedad si hace ejercicio físico sin tomar uva, manzana, ibuprofeno u otros cofactores. En cambio, los síntomas alérgicos aparecen solamente cuando se juntan los cofactores con la ingestión del alimento al que está sensibilizado.

En la praxis de los procesos de alergia alimentaria, los alergólogos han encontrado algunas peculiaridades. En particular, Pagán destaca un notorio abanico de síntomas que abarcan desde prurito oral o síndrome de alergia oral hasta el 'shock anafiláctico' mortal. Algunos casos incluyen, por ejemplo, la tolerancia de melocotón cocido cuando le produce alergia a la fruta natural o la tolerancia al fruto cuando se ingiere natural pelado, pero se desarrollan síntomas alérgicos por su ingestión con piel.

En otros casos conocidos, los pacientes alérgicos a leche de vaca pueden tolerar quesos u otros productos lácteos. Asimismo, Pagán explica que hay pacientes que también tienen síntomas alérgicos a estos alimentos tras la ingestión de carne de vaca; y los hay alérgicos a mariscos que lo son igualmente a los ácaros; o pacientes sensibles a pólenes con síntomas alérgicos tras la toma de alimentos vegetales. En esta amplia casuística, Pagán también incluye a pacientes que tienen anafilaxia tras la ingestión de pescados o tras la inhalación de los gases de su cocción, entre otros factores.

Incremento de la incidencia

En la actualidad, los alergólogos están detectando un importante incremento de la incidencia y severidad de las alergias alimentarias, según Pagán. Las razones son múltiples, y destaca la predisposición atópica, la oferta de nuevos alimentos naturales, las mezclas naturales o industriales de múltiples alimentos enlatados o envasados, la presencia de parásitos en frutos del mar como 'anisakis simplex', aditivos o contaminantes.

En cuanto a la prevalencia, Pagán puntualiza que la alergia a alimentos afecta a un número importante de niños y adultos, variando según los distintos trabajos publicados consultados, entre un 2 y un 10 por ciento de la población. Los alimentos implicados dependen de los hábitos alimenticios de esa población, los factores genéticos, la localización geográfica, la edad, antecedentes atópicos, o la sistemática de los estudios, entre otros factores. En los niños de nuestro entorno geográfico, la prevalencia por orden de frecuencia es: leche de vaca, huevo, legumbres, pescado, frutas y frutos secos. En cambio, en los adultos es por este orden: frutas, frutos secos, pescado y marisco.

Pagán enfatiza que no hay manifestaciones clínicas específicas para cada alimento. De hecho, advierte que sus síntomas son a veces idénticos a los producidos por cualquier alérgeno no alimentario como ácaros, hongos o medicamentos y que un alimento no siempre produce la misma sintomatología.

Tratamiento

En la actualidad, Pagán aclara que el único tratamiento comprobado sigue siendo la eliminación en la dieta del alérgeno que produce la enfermedad. En casos de reacciones severas o moderadas, este alergólogo recomienda a los pacientes que lleven consigo un botiquín con adrenalina autoinyectable, corticoides orales o en gotas y un antihistamínico sublingual u oral.

"Hay que tomar precauciones porque estos días se prestan a que comiendo fuera de casa, las comidas excepcionalmente puedan contener el alérgeno responsable, que pasa inadvertido en la cocina", según Pagán. Por ejemplo, los alimentos se pueden rozar con otros a los que se es alérgico o se pueden manipular con guantes de látex al que el paciente es alérgico, etc....

Si se tienen solamente síntomas cutáneos, Pagán explica que el paciente debe tomar antihistamínicos. En caso de afectación pulmonar leve, se utilizan broncodilatadores, y en función de la gravedad de la reacción, aconseja al paciente llamar al 112. Si el paciente sabe que es alérgico a alimentos, puede autoinyectarse adrenalina intramuscular en el muslo trasladándose posteriormente a un hospital o Servicio de Urgencias, donde valorarán la administración de adrenalina, antihistamínicos, corticoides orales, tópicos o sistémicos, la vía de administración de los fármacos, broncodilatadores u oxígeno, entre otros tratamientos.