“Ha sido una sensación bestial, increíble, impresionante”. A Lucas Ordóñez se le acababan los calificativos para describir su experiencia. Acaba de bajarse de un GC32, los catamaranes voladores que realizaron hoy su histórico debut en la Copa del Rey Mapfre. Esta semana subió a bordo con ganas de probar una nueva experiencia extrema que añadir a su abultado repertorio, en el que destaca correr en plena noche a 350 km/h entre árboles por la mítica Ligne Droite des Hunaudières del circuito de Le Mans a bordo de un prototipo durante las 24 Horas de Le Mans. Lucas debe rodar rápido, porque la prueba reúne a los mejores especialistas del planeta y el madrileño acumula dos podios en cinco ediciones.

A bordo del GC32 "Norauto" apenas alcanzó los 30 nudos, pero literalmente, alucinó. “En la vida hubiese pensado que ir a apenas 60 km/h pudiera transmitirme semejante sensación de velocidad. He acabado empapado, pero feliz. Ver el trabajo que hacen los tripulantes con los cabos y las velas me ha dejado sin palabras… ¡Muy grandes!. Una vez que el barco se levanta... el agua dándote en la cara, el viento, el ruido… ¡La adrenalina es bestial!”

UNA HISTORIA DE MATRIX

La historia de Lucas Ordóñez es excepcional. En 2008 ganó la primera edición de la GT Academy organizada por PlayStation. El premio era pilotar en las 24 Horas de Dubai en 2009. Así fue cómo saltó del mundo virtual al real, algo parecido a como Neo lo hizo en Matrix. Le cambió la vida. A partir de ahí, el madrileño (1 de mayo de 1985) se convirtió en piloto profesional, se especializó en resistencia y entró en la élite. En 2011 debutó con un impresionante segundo puesto de LMP2 en las 24 Horas de Le Mans y ganó la Intercontinental Le Mans Cup.

Llegó a Palma el lunes, todavía con la “resaca” de haber disputado el pasado fin de semana en Bélgica las 24 Horas de Spa a bordo de su Nissan GT-R Nismo GT3, una bestia de más de 560 cv de potencia. “Somos tres pilotos y hacemos turnos de 3-4 horas, pero en realidad apenas descansas: son 24 horas a tope”.