Los neumáticos son una parte importantísima del coche, por no decir la más vital, puesto que son el único punto de contacto entre el coche y la carretera. Tienen que filtrar todas las prestaciones del coche para trasmitirlas al firme y responder a la perfección a las reacciones y demandas del conductor, algo del todo imposible si se encuentran el mal estado. De ellos depende en última instancia el agarre del vehículo, la capacidad de frenado y la precisión de la dirección e incluso. Tal es su importancia, que de las 86.676 asistencias del RACE en 2017, un 12,3% se correspondieron a problemas con los neumáticos. Pinchazos y reventones fueron las circunstancias más repetidas, así como accidentes provocados por los mismos.

Es importante recordar que, pese a que los neumáticos no caducan, sí envejecen. Es por esto que se recomienda su revisión, además de cuando se van a realizar largos desplazamientos, a partir del quinto año desde el que son montados en el vehículo. A la hora de renovar los neumático, es importante saber leer la información que viene en el etiquetado de los mismos, donde se pueden encontrar datos importantes como la eficiencia de combustible, el agarre sobre mojado y el nivel de ruido exterior, entre otros.

Sin embargo, a pesar de que la etiqueta es importante, no proporciona toda la información que es valiosa, ya que hay que tener en cuenta que las marcas 'premium' realizan pruebas en las que analizan más de 50 parámetros, y que son mucho más exigentes que aquellas que podemos encontrar en neumáticos de peor calidad. Entre uno de Clase A y uno de Clase F existen hasta 18 metros de diferencia en una frenada con el pavimento mojado.

Mantenimiento adecuado

Tanto o más importante que comprar unos neumáticos de calidad, acordes a las características del vehículo y a el uso que le vaya a dar cada usuario, es mantenerlos correctamente durante su vida útil.

Lo más sencillo de comprobar y poner a punto si es necesario es la presión. Cada coche requiere una presión exacta de los mismos. Esta viene especificada por el fabricante y varía tanto entre las ruedas traseras y delanteras y también según en uso que se le vaya a someter.

Llevarlos en su justo nivel de inflado hará que el coche responda mejor, ayudará a optimizar el combustible y, lo más importante, evitará posibles accidentes por reventón o dificultados en el guiado del vehículo.

Otro aspecto a tener muy en cuenta es el nivel de profundidad del dibujo de la banda de rodadura. De estos ‘surcos’ depende que el coche no sufra el temido aquaplanning cuando transita por pavimentos mojados , puesto que su diseño permite evacuar el agua de forma efectiva. La Ley prohibe circular con un dibujo inferior a 1,6 mm de profundidad, aunque ya por debajo de los 2 mm son potencialmente peligrosos.