El Renault Mégane RS es la versión más radical jamás creada del compacto francés, firmada por el prestigioso departamento Renault Sport. El corazón de este modelo, y su principal razón de ser, es un nuevo motor gasolina provisto de turbo que, con 1.8 litros ofrece una potencia de 280 cv y un par máximo de 390 Nm entre 2.400 y 4.800 rpm. Éste puede ir ligado al cambio automático de doble embrague y 6 relaciones EDC con unas magníficas levas en el volante, o a un cambio manual de iguales relaciones, aunque este último llegará poco antes del verano.

La prestaciones del motor se complementan con un chasis excepcional que integra tecnologías de última generación para optimizar al máximo el dinamismo del vehículo. Entre éstas destaca el sistema direccional de las ruedas del eje posterior denominado 4Control. Dicha tecnología permite que las ruedas posteriores giren de hasta 2,7 grados en sentido opuesto a las delanteras cuando se circula a velocidades inferiores a 60 km/h), y hasta 1 grado en la misma dirección que las delanteras, cuando se supera esta velocidad. De este modo se consigue que a ritmos bajos se potencie el ángulo de giro con un menos recorrido del volante y se aumenta el agarre del vehículo en curva a altas velocidades.

Doble personalidad

El Mégane RS está disponible con dos carrocerías: la estándar denominada Sport y otra más extrema llamada CUP. Pensada para aquellos que quieran disfrutar de este coche en circuito, esta última suma elementos más deportivos como un autoblocante Torsen en el eje delantero (solo en las versiones con cambio manual), una suspensión un 10% más dura y topes de compresión hidráulicos en los amortiguadores.

Este chasis se incluirá de serie en la versión Trophy que llegará a finales de año, con una potencia ampliada hasta los 300 cv y 400 Nm de par motor, llantas de 19 pulgadas y discos de freno bimaterial de acero y aluminio.

El Mégane RS no sólo es un deportivo, sino que además lo parece. Su aspecto es mucho más extremo incluso que la versión GT, partiendo de una anchura 45 mm superior en la zaga y 60 en la parte frontal. Unido a la reducción de medio centímetro en la altura, esta variante parece literalmente pegada al asfalto. Otros detalles que elevan su aspecto racing son: el gran difusor trasero, la salida de escape central de grandes dimensiones o los extractores de aire montados en los pasos de rueda delanteros. En el interior se extiende este aspecto deportivo con unos asientos tipo baquet firmados por Recaro, un volante que combina cuero y alcántara, y vistosos logos RS en distintas partes entre distintas partes del interior. El conjunto de materiales utilizados en el habitáculo son de muy buena calidad y gozan de unos ajustes excelentes.

test en el Circuito de Jerez

Pero vayamos a lo más importante: cómo se comporta el Mégane RS. En la presentación primero lo pudimos probar por carretera abierta, donde mostró un nivel de confort sorprendente para tratarse de una versión tan deportiva. La suspensión filtraba bien las irregularidades, la dirección era permisiva y el sonido del motor contenido.

Pero al llegar al puerto de montaña de Grazalema, echamos mano del sistema Multisense para pasar del modo Confort al Sport, reservando el más extremo Race que desconecta las ayudas para la siguiente jornada. Con el Sport, se potencia la respuesta del motor, se agudiza la dirección y el sonido del motor se vuelve más notable ronco y evocador, eso sí, ayudado por el sistema de sonido del habitáculo.

Lo que más nos sorprendió fue cómo el sistema electrónico que hacía las veces de diferencial gestionaba la tracción para disfrutar de unas enérgicas aceleraciones, además de la agilidad del coche en el cambio de pesos y en virajes cerrados. En este último aspecto tenía mucho que ver el soberbio sistema 4 control. También merece una mención especial la potencia de frenado, que permitía apurar al máximo cada metro de la carretera, y el inmejorable trabajo de la caja de cambios automática EDC con su impecable gestión de las marchas.

Pero lo mejor a los mandos del Mégane RS nos esperaba en la segunda jornada de pruebas celebrada en el Circuito de Jerez y con la carrocería CUP. En el mítico trazado jerezano sometimos al modelo de Renault Sport a un pilotaje extremo al que respondió con una facilidad pasmosa. La intervención del autoblocante, la magia del 4Control y la firmeza de los frenos bimaterial, permitía pilotar el Mégane RS con una facilidad casi insultante.

Su comportamiento fue muy neutro en todo momento. Sin los incómodos subvirajes que se esperan de un tracción delantera con tanta potencia, e incluso pudiendo perder la cola en las frenadas más enérgicas. Llevar al Mégane RS al límite fue un tarea tan sencilla como divertida. Por ello es un coche muy recomendable para conductores con todo tipo de experiencia en circuitos. Una accesibilidad que también se refleja en su precio, ya que el Mégane RS está disponible desde 29.900 euros, un precio alto pero sin duda mucho más bajo que el de sus más directos rivales.