Cuando nos dijeron que íbamos a probar un Renault Mégane familiar nos imaginábamos el típico test en el que finalizaríamos el reportaje destacando su habitabilidad y capacidad de carga; nunca pensamos que acabaríamos disfrutando al máximo del coche en un puerto de montaña. Y es que no se trataba de cualquier wagon, sino de la versión Sport Tourer GT, dotada de la mecánica más potente de la gama y con el sistema de ruedas traseras directrices 4Control.

Como modelo familiar es intachable: goza de un interior de calidad con amplias plazas y un maletero tan capaz como modulable. Pero donde se diferencia de sus rivales es precisamente con la versión que hemos descrito y, que le confiere un dinamismo difícilmente superable.

Con un vigoroso motor diésel de 165 caballos, este Mégane ofrece una gran capacidad de respuesta a cualquier régimen de vueltas, combinada con una suavidad en sus reacciones realmente destacable. Esto hace que sea muy agradable de conducir tanto en trayectos cortos como en largos viajes, donde se goza de una calidad de vida a bordo extraordinaria gracias a la ya citada amplitud del interior, al confort que ofrecen sus asientos, a la tecnología de ayuda a la conducción, infoentretenimiento y conectividad que se integra en el acabado Energy, y a la buena insonorización y calidad de rodadura que otorga el chasis del Mégane Sport Tourer.

Si bien podíamos imaginar algo así tratándose de la versión más exclusiva del Mégane, nunca pensamos fuéramos a disfrutrar tanto con él en tramos de curvas. Su principal secreto, más allá de la citada potencia, radica en dos aspectos: en la excelente gestión del cambio automático de doble embrague EDC de seis relaciones con unas levas en el volante que ya las quisieran para sí muchos deportivos extremos, y el ´mágico´ sistema de ruedas traseras direccionales 4Control.

Con esta tecnología, las ruedas del eje trasero permiten un leve giro que nada tiene que ver con el de las delanteras pero sí que benefician notablemente el comportamiento del coche. Cuando se circula a más de 60 km/h éstas giran en el mismo sentido de las delanteras para permitir un paso por curva más rápido y estable, mientras que por debajo de 60 km/h lo hacen en sentido contrario para ayudar a ´redondear´ los virajes. Con ello se consigue un manejo más sencillo del vehículo y curvas más cerradas con menor giro de volante. Os aseguramos que los resultados del sistema 4Control son realmente excepcionales.

Finalmente queda destacar la atractiva estética del Mégane Sport Tourer GT, con un exterior más agresivo que el resto de versiones de la gama, y con un interior igualmente deportivo en el que lo más destacado son unos baquets delanteros que ofrecen una sujeción lateral inmejorable, idónea cuando se buscan los límites de este modelo.

Como conclusión de este modelo podríamos decir que es la mezcla perfecta entre un funcional coche para toda la familia y un auténtico ´juguete´ para los amantes de las prestaciones al volante.