El pasado fin de semana tuvo lugar en la ciudad condal el ya Gran Premio de España de Fórmula 1, que como es bien sabido por los aficionados, se celebra en el Circuit de Catalunya-Barcelona. La carrera, que ya ha entrado en los anales de la historia por ser ganada por un joven piloto holandés de 18 años, al parecer no es algo que sea importante para Barcelona, según su propia alcaldesa, Ada Colau.

"¿La prioridad es garantizar las becas comedor, con 4,5 millones de euros, o lo es destinar cuatro millones a la F-1?", dijo la alcaldesa en una rueda de prensa pocos días antes de iniciarse el Gran Premio. Lo primero que la insigne alcaldesa debería saber es que la aportación del ayuntamiento de la ciudad en 2016 ha sido de dos millones, y no de cuatro como afirma. Pero especialmente habría que recordarle que tanto la Fórmula 1 como el resto de competiciones de motor que se celebran el el Circuit son riqueza para la ciudad.

Un reciente estudio del Colegio de Economistas de Barcelona desgranó el impacto económico del Circuit en la ciudad condal, y cuanto menos es para que alguno se sonroje por sus declaraciones ya que ese impacto se ha cifrado en 340 millones de euros. Del total, los economistas estiman que 40 millones repercuten directamente en Barcelona. No está nada mal, teniendo en cuenta que la inversión ha sido de tan solo dos millones.

La Fórmula 1 supone casi la mitad de ese impacto, con 163 millones de euros, y el Gran Premio de Catalunya de MotoGP que se celebrará dentro de dos semanas, supone otros 97 millones más. Los otros 80 millones provienen de otras competiciones.

Las cifras hablan por sí solas, y quizás habría que recordarle a la señora Colau que tanto la F1 como MotoGP son unos caramelos que muchos niños querrían llevarse a su propio circuito.