Dior apostó este lunes por reinventar el trabajo del bordado, con una colección de Alta Costura concebida casi en su totalidad a partir de esta técnica adorada por su diseñadora, la italiana Maria Grazia Chiuri, que jugó con la armonía de los tonos neutros.

En un decorado de tapices coloridos, bordados a mano por la escuela de mujeres aprendices Chanakya de Bombay, en la India -país donde las profesiones artesanales suelen transmitirse únicamente entre generaciones familiares-, Dior convirtió el bordado en prendas fluídas, vestidos de líneas vaporosas y blusas traslúcidas.

Unas sesenta creaciones se mostraron en pasarela, en la primera jornada de las presentaciones de Alta Costura primavera-verano 2022, donde destacaron también las faldas plisadas transformadas en vestidos de cuello cerrado, abrigos estructurados y capas sobre conjuntos de chaqueta y pantalón.

Chiuri quiso "suprimir las fronteras entre el arte y la artesanía" poniendo en valor las relaciones entre las distintas creaciones, según explicó la diseñadora en una nota que recibieron los invitados, concentrados en una carpa instalada en el Museo Rodin de París y que podrá ser visitada a partir de la semana próxima para poder apreciar los tapices.

Bordados protagonistas

Los bordados, en lugar de decorar las prendas, las erigen: dan la estructura y la arquitectura del tejido en trajes de día, o la ligereza del vestido, cuando se camuflan en el tul.

Destacaron en pasarela un vestido entero de guipur con cuello alto y mangas globo, un mono de pedrería en apariencia elástico o una falda con cristales en movimiento.

Los bordados se colaron hasta en las medias y los zapatos, unas merceditas brillantes que acompañaron toda la colección presentada en pasarela, a la que acudieron actrices como Cara Delevingne y Rosamund Pike, así como Pierre Casiraghi y su mujer Beatrice Borromeo y Stella del Carmen Banderas, hija de Antonio Banderas y Mélanie Griffith, que se estrenó así como invitada en un desfile de Alta Costura.

En cuanto a los colores, Chiuri apenas salió del gris claro y el blanco, con alguna introducción de negro en vestidos de noche, sobrios y de cortes puros.

Una elección que coincidió con lo visto horas antes en Schiaparelli, que abrió este lunes la pasarela con una colección sobria en el fondo -tan sólo hubo blanco, negro y dorado- pero muy atrevida en cuanto a accesorios.

Su diseñador, el estadounidense Daniel Roseberry, conquistó al público con su búsqueda de crear una obra emotiva, más cercano al arte que al sentido profano de la ropa.

De hecho, Roseberry explicó que su inspiración parte de la búsqueda de lo celestial, en lo que esperaba encontrar cierta calma en el contexto del desasosiego y la pérdida que ha ocasionado la pandemia de coronavirus en los últimos dos años.

La firma, fundada por la diseñadora y surrealista Elsa Schiaparelli, icono de los años 1920 y 1930, ha encontrado en 2022 una buena forma de reconectar con un público que busca cierta teatralidad y que explora una moda más próxima al arte.

Vestidos tipo columna y corsés abiertos en el pecho se complementaron con gigantescos sombreros, bolsos en forma de cabeza, láminas de metal que salen del escote y coronas con forma de halo.

Schiaparelli presentó una serie de creaciones en oro de 24 quilates, que en esta ocasión fueron más allá de los accesorios para convertirse en corsés, guantes y hasta vestidos esculpidos con cristales de los años 30.