Los pantalones vaqueros son la prenda imprescindible en cualquier armario, tanto de mujer como de hombre. Pero encontrar aquel que no siente como un guante no es tarea fácil. Descubre las claves para elegir el vaquero perfecto según tu cuerpo:

Opta por vaqueros clásicos:

Es básico tener unos vaqueros normales en nuestro vestidor, es decir, sin rotos, abalorios, etc. Si optamos por unos atemporales nos salvarán en multitud de ocasiones. Desde una reunión informal en el trabajo hasta para una quedada con amigos. Elígelos en un color azul medio. Ni muy oscuro ni muy claro, para que nos valgan en cualquier época del año.

Atención a los bolsillos traseros:

A la hora de comprar el vaquero perfecto es fundamental fijarnos en los bolsillos traseros. Si son muy pequeños, grandes o alargados parecerá que tenemos mucho muslo. La medida ideal de los bolsillos de un pantalón ha de ser de una mano y deben empezar cuatro dedos más abajo del nacimiento de las caderas.

El talle del pantalón vaquero:

Tan importante como los bolsillos del pantalón es fijarnos en el talle. Este debe adaptarse a nuestro cuerpo para que nos siente bien. Lo perfecto es que se ajuste a nuestra cintura justo por debajo del ombligo. Además, debes de saber que los talles altos además nos sirven para disimular la grasa de la cadera si vamos a combinarlos con camisetas pegadas.

El tejido del pantalón vaquero:

La tela dura de los pantalones vaqueros hace que muchas veces nos sintamos incómodos con ellos. Desde hace tiempo las grandes marcan han incorporado a sus líneas de tejanos los pantalones vaqueros elásticos. Un tejido que se adapta a nuestro cuerpo y que no permite movernos con más facilidad. No lo dudes opta por ellos. Recuerda que porque sean elásticos no tiene porque ser siempre pegados al cuerpo si no te gusta la ropa muy ceñida.

Mejor los pantalones de botones:

Tanto si eres mujer como si eres hombre recuerda que los pantalones vaqueros con botones en la bragueta tiene una vida más larga. Las cremalleras son más fáciles de romper y podemos vernos obligados a decir adiós a nuestros pantalones favoritos antes de tiempo por ello, ya que practicamente nunca sale rentable arreglarlas.