El ´no-poo´ está cada vez más de moda. Lo emplean muchas famosas en sus peinados. ¿Qué es y en qué consiste? En esencia, se trata de un método para el lavado del cabello sin emplear agua ni champú. Una tendencia que gana adeptos al calor de las dudas sobre los componentes químicos que generan muchos champús.

De hecho, la técnica se llama ´no-poo´ por una conjunción en inglés de los términos ´no´ y shampoo´, aunque otra voces sugieren también que ´poo´ es la expresión que emplean los niños en el mundo anglosajón para referirse a la ´caca´. Los detractores del champú clásico argumentan que, a la larga, la melena queda perjudicada por los efectos de los elementos con fabricación externa, acabando también con el brillo del cabello e impidiendo un peinado perfecto.

Sin embargo, los resultados de la técnica ´no-poo´, que desecha los productos tradicionales y opta por los naturales, no gozan de un consenso médico masivo, puesto que algunos especialistas destacan que no se han apuntado ventajas de su uso. Por otra parte, los efectos del 'no poo' dependen también del cabello más o menos graso que se tenga.

El agua es un elemento opcional. Dentro del método ´no-poo´ existe la posibilidad de lavarse el pelo exclusivamente con agua y sin jabón, pero se necesita una calidad especial en el agua, que sea de algún manantial natural. Como esta probabilidad es difícil de lograr, el ´no-poo´ que más se sigue es el que emplea componentes como arroz, bicarbonato de sodio o vinagres de manzana. Para elaborar estos champús secos y caseros hay distintos procedimientos.

Por ejemplo, en el caso del arroz, se machacan los granos hasta que quedan convertidos en una masa de fina harina. Un tamizador puede servir para ello. A continuación llega el turno de la brocha. Con ella se expande toda la masa del arroz sobre la raíz del cabello. Se deja aplicar durante unos minutos y a continuación se recomienda pasar el cepillo y también el secador con objeto de retirar impurezas o restos que no se hayan posado con firmeza sobre el pelo, especialmente si se tienen trenzas.

Otra de las posibilidades es hacerlo con bicarbonato de sodio. Se echa una cucharada de bicarbonato en un vaso de agua y se lava el cabello con esa mezcla como si emplease el champú de toda la vida. A continuación, si se desea, se puede utilizar un acondicionador, por supuesto también natural. Es aquí donde aparecen las potencialidades del vinagre de manzana, que se emplea para desenredar y dar brillo al pelo, siempre usando mayor proporción de agua que de vinagre. Incluso el aceite de coco puede servir como acondicionador en caso de tener un pelo muy seco.

No obstante, estos métodos también pueden tener sus inconvenientes, en especial en las primeras ocasiones en que se somete el cabello a ellos. Es probable que el pelo aparezca en un principio más seco y revuelto, aunque con posterioridad las raíces y las puntas se estabilizan. Algunos dermatólogos ponen en duda la eficacia de estos métodos, pero muchas blogueras de belleza defienden sus ventajas, que pasan por tener un cabello limpio, sin residuos medioambientales.