La práctica erradicada desde hace años de utilizar niños para mendigar ahora tiene otras víctimas: los animales. Recientemente han visto la luz noticias sobre mafias que utilizan a perros para mendigar, muchos de ellos robados, que son drogados para que permanezcan horas y horas sin moverse.

Por aclarar el tema, no digo que todas las personas que piden limosna con un animal sean parte de una mafia, lo maltraten o droguen, pero desgraciadamente, muchas de ellas sí que realizan alguna de estas cosas y utilizan a los animales como reclamo para la mendicidad.

Algunas ordenanzas prohíben la utilización de los animales como reclamo para la mendicidad, y aquellas personas que cometen dicha infracción pueden ser sancionadas, encontrándonos con una problemática como es el hecho de que nunca afrontarán la sanción económica. El motivo más frecuente de intervención policial en este caso precisamente es el estado de los animales, tanto por la posible desnutrición, falta de medidas higiénico sanitarias como incluso presentar enfermedades apreciables a simple vista. También la falta de identificación de los animales (con su correspondiente chip) puede resultar motivo de intervención policial, con la correspondiente retirada de los animales a su poseedor. ¿Cuál es el problema? Que las mismas personas recurrirán a otro animal para seguir mendigando, ya sea a través de alguna protectora de animales o facilitado por las propias mafias. Aquí surge la importancia de que las Administraciones competentes tramiten los expedientes sancionadores con imposición de sanciones y lo que resulta más importante, prohibición o inhabilitación para la tenencia de animales así como la creación de un registro de infractores.