Las autoridades, recientemente, localizaron en un domicilio particular una anaconda de cuatro metros, varias docenas de serpientes pitón, un cocodrilo, once caimanes y hasta un total de 40 ejemplares de las más exóticas y variadas especies. Pero ¿cómo se produjeron los hechos? Y lo que es más importante ¿qué futuro les espera ahora a todos esos animales?

Nada se habría descubierto si no hubiera mediado la casualidad. Resultó que, una caja que llevaba una empresa de mensajería, se abrió en mitad del viaje ¿Y qué contenía la misma? Pues, nada más y nada menos que gran cantidad de serpientes. El resto es fácil de imaginar. El susto fue de tal magnitud que el repartidor pidió ayuda a la policía y, gracias a eso, el SEPRONA pudo identificar a la persona que, presuntamente, realizaba ese envío con destino a su venta.

Sin embargo, el asunto no había hecho más que empezar. Pronto descubrieron que, aquellas serpientes, eran tan solo una pequeña parte del total de animales que, sin núcleo zoológico ni permiso alguno, él mismo tenía en su casa de Alicante.

¿Y qué hizo el SEPRONA ante esta situación? Pues lo que tenía que hacer: ponerlos a disposición de Aduanas dado que, entre otras cuestiones, podría tratarse de un presunto caso de tráfico ilegal de especies ¿Y qué hizo Aduanas con los animales? Pues lo que no debía hacer aunque sea lo único que podía hacer: dejarlos en el mismo lugar que estaban mientras intentan encontrar un lugar donde depositarlos.

Me pregunto: ¿Es normal que entidades del gobierno tan solventes como el SOIVRE o Aduanas, tengan que ir ahora buscando y mendigando por los distintos zoos de España un lugar donde depositarlos? Francamente, creo que no.

Lo peor es que, si no lo encuentran, los animales permanecerán viviendo con sus actuales propietarios que, en ese caso, serán designados como depositarios. Ya ven, de esa forma se les legalizaría, en la práctica, la tenencia ilegal de los mismos ¿Se sorprenden? Pues, desgraciadamente, no sería un caso excepcional. Todo lo contrario. Cada año cientos de animales intervenidos o decomisados acaban así al no disponer las autoridades de sitio alguno donde dejarlos. Sinceramente ¿qué sentido tiene proteger a esos animales, si luego sus vidas se dejan en manos de los mismos que, en muchos casos, han traficado con ellos? No lo entiendo. De verdad, salvo el ridículo, poco se podrá hacer contra el tráfico ilegal de especies mientras no haya solución para esta aberración jurídica.