Hasta hace relativamente poco había personas de primera y personas de segunda. Las últimas, eran consideradas peores que las primeras y por lo tanto, sus derechos también estaban por debajo y eran más bien escasos. Pues bien, en el caso de los animales como siempre, la situación se agrava. Porque si ya de por sí son considerados "seres vivos de segunda", dependiendo de especie también hay categorías. Existen animales que producen rechazo o indiferencia en el ser humano, incluyendo hasta a los que supuestamente les gustan los animales. Muy poca gente los rescata y apenas existen asociaciones que velen por su bienestar y la ayuda que reciben las pocas que lo hacen, es prácticamente ninguna.

De hecho, está bien visto y permitido hacerles daño e incluso existen políticas por parte de ayuntamientos para acabar con ellos. Especies consideradas plagas o invasoras, porque generan daños, debido a errores del ser humano y que lo pagan con su vida. Me refiero, por ejemplo, a animales como las palomas, las cotorras argentinas y en ocasiones los gatos ferales. De hecho, no todos los veterinarios les atienden y muchos hasta te plantean matarlos. Dichos animales, parece ser que resultan incómodos o molestan y eso les convierte en víctimas de violencia y maltrato o como mínimo, sufren el rechazo social de la mayoría de la gente. Sin embargo, para un correcto desarrollo emocional es necesario abrir nuestra mente y sobre todo nuestro corazón y no distinguir entre ningún ser vivo, ni entre animales. No estamos obligados a ayudarlos sino queremos, pero sí deberíamos estarlo a respetarlos, pues ellos no tienen ninguna culpa de las carencias psicológicas del ser humano.

Son víctimas tremendamente vulnerables de sufrir cualquier tipo de daño, porque las personas que se preocupan por ellos y por su estado somos muy pocas. Para que la sociedad empiece a tomar conciencia sobre sus derechos y su existencia, y poder empezar a cuidarles y protegerles como realmente se merecen cambiando su triste realidad, deben empezar a tomarse medidas de carácter urgente de cara a su protección y a su control. De esta forma, ni ellos ni los humanos serán perjudicados por la falta de responsabilidad existente hacia ellos.