Un perro debe ir siempre atado en todos los lugares públicos. Lo dice la legislación de nuestro país. Hace poco presencié el horrible atropello de un pequeño Yorkshire. Iba suelto por la calle y, en un descuido se metió en la carretera, sin que el coche tuviera tiempo de frenar. Se trató de una imprudencia del dueño al llevarlo sin correa.

A veces no nos damos cuenta pero, la ciudad está llena de innumerables peligros para ellos. Coches, autobuses, ciclistas, algún ruido fuerte en la lejanía e, incluso, una simple paloma que se pose en la carretera, puede atraerles y provocar un accidente irreparable. No son más felices ni más libres por ir sueltos. Son nuestra responsabilidad.

Hay zonas que ya se asignan donde pueden ir sin correa. Parques públicos con espacios acotados donde pueden correr y jugar con otros perros sin peligro. Es muy importante respetar las normas. De la misma forma que queremos que nos respeten a nosotros y a nuestros perros, respetemos también a las demás personas que viven en la ciudad.