En un tiempo de bulliciosa intermediación tecnológica en las relaciones personales, Chenoa pone el acento en nuestra humanidad y en que "un abrazo es un abrazo" en su nuevo disco, una recopilación de canciones pop marcadas nuevamente por el amor, sin ocultar de dónde proceden estas historias.

"Es la primera vez que confieso que me han pasado a mí", reconoce en una entrevista con Efe la artista mallorquina, que aparta así las clásicas precauciones para evitar preguntas incómodas sobre su vida y que, ante el lamento y la tragedia sentimental, se reconoce como "una dramas muy digna, no de llorar, sino de decir: 'No te preocupes, que de esto salimos todos'".

La forma de enfocar las letras constituye así una de las principales novedades de su álbum recién publicado, "#SoyHumana" (Alias Music).

El "hashtag" del nombre, explica, alude a "la contradicción diaria de estar tan metidos en la cosa virtual, todo el día con el móvil en mano, cuando al final un abrazo es un abrazo".

"La tecnología ha ayudado a estar más cercanos, pero hay que equilibrar y, al menos en las cenas, mirarnos a los ojos y charlar cara a cara", opina.

Para María Laura Corradini (Mar del Plata/Buenos Aires, 1975), el título de su nuevo álbum también es un "recordatorio" para sí misma de su humanidad, de la necesidad de ser un poco más indulgente.

"Ser perfeccionista es mi principal virtud y defecto. Lo quiero hacer siempre todo tan bien, que cuando lo hago muy mal, me siento muy mal, y no es para tanto", cuenta.

Ese estado mental más relajado parece haberse extendido hasta su vestuario. Tras deshacerse del tacón (pese a las broncas de su madre, confiesa) y vestida de manera más informal, Chenoa comenta que se siente lejos de la "apatía" que dominó los años previos al lanzamiento de su anterior disco, "Otra dirección" (2013) y que la llevaron a plantearse abandonar su profesión.

"Soy una montaña rusa, a ver cuánto me dura", dice en tono de broma, tras comentar que en el lapso de tiempo entre discos ha vivido una etapa "radicalmente diferente", en la que ha vuelto a trabajar "con curiosidad" y en la que incluso se apuntó a un curso de teatro.

En "#SoyHumana" se reencuentra en las funciones de productora con la sueca Maria Marcus, colaboradora previa del exitoso grupo de K-Pop Gils Generation.

"Trabaja mucho las voces, las armonías y los coros. María fue mi mano amiga, la que sabía lo que quería, aunque yo no lo supiese", cuenta sobre su trabajo conjunto, grabado en Mallorca.

No le da mayor importancia al hecho de que fuesen dos las mujeres al mando del trabajo, ni a unas listas de venta que, al menos en España, se inclinan con mayoría abrumadora del lado de los hombres.

"En EE.UU. es cierto que las mujeres tienen más 'power' (poder) y aquí un poquito menos. En cualquier caso, yo me considero muy amiga de las mujeres. La mujer suele ser la fan y yo soy fan de mucha gente. Mi público es muy dado a apoyarme y me siento querida. Además, creo que quejarse es una falta de respeto con los que sí nos apoyan", alega.

Cinco años después de la entrevista que concedió a Efe por el lanzamiento del EP "Como un fantasma" junto a Nigel Walker, en la que comentó que debería empezar a plantearse "en serio" las peticiones de los "eurofans" de acudir a Eurovisión, la cantante comenta con sorna: "Sigo pensando en ello".

"Siempre hay una posibilidad, pero no se han juntado todos los ingredientes, como pueden ser, que yo saque un disco, que esté haciendo otras cosas... Eurovisión exige ponerse a ello o no pasará", apostilla la cantante, que ofrecerá una actuación el próximo miércoles en el FNAC El Triangle de Barcelona.