No le hizo falta un papel protagonista para que las cámaras y los espectadores se enamorasen de él, y es que Rubén Cortada tiene esa mezcla genética casi perfecta que le ha convertido en uno de los grandes descubrimientos de la interpretación en España, por su trabajo impecable en las series 'El Príncipe' y 'El tiempo entre costuras', por su tez mulata y por sus ojos verdes que casi no se pueden mirar de frente. Este cubano de 29 años, que empezó siendo modelo para firmas como Guess, Roberto Verino o Gaultier, dice que de la fama sólo teme que le reste la libertad de ser un ciudadano más, no quiere que le reconozcan por la calle ni que le persigan para hacerle fotos o que se entrometan en su vida personal.

Pero aunque ahora parece que los productores comienzan a confiar en él, no fue nada sencillo tener esa primera oportunidad para subirse al carro de la interpretación. "Me costó mucho por haber sido modelo". Pero finalmente llegó, y ahora está saboreando la adrenalina del éxito que le ha llegado de la mano de un narcotraficante, Faruq, el tipo más malo y oscuro que aparece en 'El Príncipe', la serie de Telecinco que cada semana ven más de cinco millones de espectadores.

Cortada es un hombre tímido, que esquiva con una sonrisa las preguntas de su vida personal que ya empiezan a caerle de vez en cuando por mucho que él deje claro que esa parcela es suya... es lo que tiene la fama. Su representante tuvo que hacer lo imposible para que a este cubano que ha dejado atrás todo su acento gracias a clases de logopedia le dejasen hacer la primera prueba para optar a un papel. Pero el día llegó y entonces tocó "aprovechar la oportunidad". 'El tiempo entre costuras' le hizo un hueco y ahora confía en poder demostrar toda su valía en 'El príncipe'. Y mientras él triunfa en España su familia cubana no tiene ni idea de la repercusión mediática que está teniendo aquí. "No les he llamado, pero ya se enterarán, en Cuba uno se entera de todo", afirmó en una entrevista. Muy pudoroso y hermético con su vida personal, este guapo de 1,90 viajará hasta su país cuando acabe el rodaje y entonces contará a los suyos todo lo bueno que le está pasando, aunque él huye del cartel de chico de moda lo cierto es que cada vez son más las adolescentes que forran sus carpetas con sus fotos.

Su carrera como modelo ya ha quedado atrás, y es que él trabaja en las pasarelas pero soñaba con la oportunidad de dar el salto a la interpretación. De momento la pequeña pantalla ya lo quiere, y espera que "algún día, aunque éste es un camino muy largo", pueda llegar al cine, ahora que ya se podido liberar de la etiqueta de "sólo guaperas" y que ha podido demostrar que llegó al mundo de la interpretación para quedarse.