Pelayo Díaz y Andy McDougall ya son marido y marido. El bloguero asturiano y el empresario argentino se dieron ayer el "sí quiero" en una finca a las afueras de Madrid, acompañados por sus familiares y amigos y los nombres más importantes de las redes sociales del país. Pero, a pesar de ser dos referentes del mundo 2.0. -Pelayo cuenta con más de 1 millón de seguidores en Instagram- y de que la boda haya generado más expectación que un enlace real, los detalles de la misma no han trascendido por ningún medio. ¿Por qué? Porque los novios han prohibido a los invitados acceder con el móvil al enlace. Y, según varias publicaciones, la razón sería la venta de la exclusiva de la boda a una revista. En la boda, la Banda de Gaites Villa de Xixón, acompañó a los novios y a sus invitados.

Este mismo sábado por la mañana, el influencer asturiano se desperataba en un hotel junto a su mejor amigo para afrontar uno de los momentos más felices de su vida. Ni el día de su boda descuida las redes sociales y colgó una foto en Instagram junto a su prometido, junto al siguiente mensaje: "Me desperté en el hotel con mi mejor amigo pero sin ti. Ves, al final vamos a ser un matrimonio clásico y todo. Nos vemos en la boda amor!".

Los momentos previos

Durante las últimas semanas, la boda entre el asturiano y el modelo argentino ha sido una constante en sus redes sociales. Por allí, han compartido la cantidad de flores que han recibido de sus amigos y familiares. También han hecho públicas algunas fotos de su sesión "preboda".

Las invitaciones a la boda de Díaz y McDougall han dejado a todo el mundo con la boca abierta. Lejos de los clásicos cartones con letra manuscrita y sobres tradicionales, el exconcursante de "Bailando con las estrellas" y su chico han diseñado una invitación protagonizada por una foto de ambos, en la que aparecen mirándose fijamente a los ojos y desnudos de cintura para arriba, sujetando cada uno un trozo de rosario que termina en las dos alianzas. Además, el argentino lleva la fecha del enlace tatuada en su brazo, además del símbolo de infinito, que se ve casi tanto como la imagen de sus abuelos que Pelayo Díaz tiene tatuada en su bíceps. La original y creativa instantánea es obra del artista tinerfeño Filip Custic, autor, entre otras muchas cosas, de la portada del single "Malamente" de Rosalía que tiene a más de media España revolucionada.