El King Creole, uno de los bares de moda del Madrid de los ochenta, cultivaba una estética anticuada: un templo de brillantina, cuero y rockabilly. Detrás de la barra se apostaba Rossy de Palma, que ya era conocida por entonces: el single Susurrando (1985), con su grupo musical Peor Impossible, había sido un éxito. Corría 1986 y Pedro Almodóvar pasaba a menudo por el local. "Ella servía copas y me dijo que quería salir en alguna de mis películas. Yo estaba rodando en ese momento La ley del deseo (1987) y le dije que sí. Ya la conocía, la había visto en Rockola y me fascinaba su aspecto. Era una mujer muy moderna en todos los sentidos. Intuí su extraordinaria fotogenia y la originalidad de sus facciones. Su rostro es un rostro que la cámara adora. La cámara de La ley del deseo desde luego la adoró. Y hasta hoy", nos cuenta Pedro Almodóvar. Las más de tres décadas de relación entre el cineasta y la modelo y actriz han dado para mucho. Rossy de Palma ha tenido papeles en otras seis películas del director manchego: Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), Átame (1989), Kika (1993), La flor de mi secreto (1995), Los abrazos rotos (2009) y Julieta (2016). Pocas actrices han encajado mejor que Rossy en el cliché de chica Almodóvar, y pocas lo han trascendido como ella.