París. Viernes por la noche. Cenamos mano a mano con Bianca en un restaurante japonés al que ella suele ir con Giamba -léase, Giambattista Valli-. Terminamos en el mítico Café de Flore de Saint-Germain-des-Prés haciendo lo que hay que hacer a las doce de la noche en esta ciudad: beber buen vino, conversar sobre lo divino y sufrido que es el amor, de la nostalgia de los tiempos que nunca volverán y del futuro. Bianca Brandolini es italiana, francesa y brasileña a partes iguales. En Venecia nació, en París se crió y a Brasil, concretamente a Río de Janeiro, le debe la alegría... .