Escocés de pura cepa. De Glasgow. Se le nota, según explica, cuando se junta con los amigos ante unas cervezas "a ver quién cuenta el chiste más subido de tono. Y en la de tacos que utilizo. Bueno, ahora menos, desde que nació mi hijo. Tengo que dar buen ejemplo, si no, me riñen en casa", advierte. Lleva esas cosas a rajatabla. Su padre abandonó a la familia cuando él tenía siete años y no lo ha vuelto a ver. Iba para misionero, "porque mi mayor ilusión de chaval era ver mundo y al final, he conseguido lo mismo, pero de otra manera"...