La muerte de Manuel Pertegaz en agosto de 2015 supuso un golpe duro, no solo para su familia y múltiples amigos, sino también para la moda española. El mayor representante de la Alta Costura del país dejaba un hueco muy difícil de llenar: al fin y al cabo él vistió a las élites burguesas desde 1942 y fue el primero en hacerse conocido entre las clases medias gracias a sus marcas de precio medio. En el año 1965, en un momento vacilante para la industria, se puso a la altura de las firmas francesas e italianas con el lanzamiento del perfume Diagonal, de la mano de Puig.

Aunque la marca lleva desde hace décadas viviendo básicamente de las licencias de ropa para hombre y complementos para mujer, era su nombre el que respaldaba las colecciones. Él mantuvo su actividad hasta muy tarde, pero su última creación con impacto mediático fue el vestido de boda de Letizia Ortiz, en el 2004. En el mismo año se organizaron dos exposiciones en homenaje a su trayectoria: una en el Museo Reina Sofía de Madrid, comisariada por el diseñador Elio Berhanyer y otra en el Palau Robert de Barcelona, organizada por el Ajuntament de Barcelona y la Generalitat de Catalunya. Con el Premio Nacional de Moda en 2009 inició su camino al retiro de la vida pública de manera discreta.

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