Hay tareas del hogar que son más sencillas que otras y luego están las que son aburridas y dan pereza, que siempre se dejan para la semana siguiente.

Sin embargo, llega un momento en que hay que afrontarlas y ponerse a ello.

Es el caso de las persianas. Limpiar esta parte de la casa puede resultar un gran esfuerzo que se hace tedioso por la cantidad de tiempo que conlleva.

Hay trucos y consejos caseros que ayudan a que sea más amena y se agilice.

¿Cómo hay que limpiar correctamente una persiana?

Dentro y fuera no es lo mismo cuando hablamos de las persianas, sobre todo si no tenemos acceso al exterior. Además, es imprescindible tener en cuenta el material (madera, PCV, plástico, aluminio...) a la hora de aplicar los productos de limpieza, ya que cada uno reclama un mantenimiento distinto.

El color también va a ser importante y es que el blanco es más dificultoso que los demás.

Si juntas algo de jabón neutro y agua, puedes sacarle toda la suciedad a las persianas independiente del material, pero si está muy incrustada, vas a tener que echar mano de productos específicos, que no sean abrasivos, o hacerte con una vaporeta.

Limpiar la persiana por la parte de fuera

Si tienes acceso a la parte exterior de la persiana, tienes bastante camino avanzado, ya que resultará mucho más fácil: baja la persiana de forma parcial, de modo que las lamas queden abiertas y tengas acceso a las ranuras donde se acumula la suciedad.

El siguiente paso es frotar bien desde arriba hasta abajo con un cepillo de cerdas para deshacernos de la mugre. Cuando ya esté listo, tendrás que aspirarla por dentro y por fuera.

Ahora que ya no hay polvo, pasa una bayeta humedecida con agua y jabón neutro y pásala de izquierda a derecha para eliminar los restos. Cuando esté reluciente, tendrás que secarla con un trapo de algodón.

Si no tienes acceso al exterior

En este caso, lo mejor que puedes hacer es abrir el cajón superior donde se encuentra la persiana e ir limpiando desde ahí con una escalera. Con un cubo lleno de agua y jabón, tendrás de frotar con una bayeta o un trapo, la parte visible de la persiana enrollada. Seguidamente, la desenrollaremos hasta que la parte limpia desaparezca y repetiremos el proceso.