¿Quién no ha dicho alguna vez eso de 'este fin de semana limpio a fondo la casa'? Pero el momento no llega y las ganas no suelen aparecer€ básicamente porque la tarea suele ser tan inmensa que no se sabe ni por dónde empezar. Antes de que el caos campe a sus anchas, la ropa se amontone en el dormitorio y sea imposible encontrar nada en el armario, conviene saber que existen pequeños trucos para mantener tu casa más limpia y más ordenada. Sí, esos típicos recursos de la abuela sencillos, baratos y efectivos.

El bicarbonato es uno de los grandes aliados de nuestras abuelas. Entre otras muchas cosas, se puede utilizar para eliminar olores desagradables tanto de la lavadora como del lavavajillas. Basta con verter una mezcla de agua y bicarbonato de sodio en el compartimento del detergente y realizar un programa de lavado. El vinagre blanco también es muy efectivo por tener un alto poder desinfectante, además de eliminar el moho y las bacterias que suelen acumularse en la goma que hay entre la puerta de la lavadora y el interior del tambor.

Además, si el sofá o las alfombras desprenden un olor raro, también puedes recurrir al bicarbonato. Nada como rociarlo, dejarlo actuar unos 15 minutos y después usar la aspiradora para retirarlo.

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Hablando de olores extraños, para conseguir que tu casa mantenga un buen aroma sólo es necesario ventilar a diario durante un cuarto de hora aproximadamente. Otros trucos en este sentido son limpiar el suelo con agua caliente y limón. Pero si prefieres optar por los ambientadores, lo aconsejable es colocarlos junto a las ventanas. De esta forma, la corriente hará circular mejor la esencia por toda la casa.

¿Y el armario? También puede coger olores no deseados, por lo que es importante realizar cierto mantenimiento. En primer lugar, no se deben guardar las prendas sin lavar o al menos ventilar. También se pueden colgar saquitos de lavanda o pastillas de jabón con olor. Muchas veces, las abuelas optan por manzanas, cuya piel una vez seca se mete en bolsitas, o membrillos. Otra opción es incluir ramas de canela.

Las toallas pueden rejuvenecer siguiendo dos pasos. El primero es añadir una taza de vinagre blanco a la carga de la lavadora y realizar un programa con agua caliente. Después, poner otro lavado añadiendo media taza de bicarbonato de sodio. Finalmente, basta con secar las toallas en un lugar ventilado y así tendrán buen olor y estarán mucho más esponjosas.

Y de la habitación al baño. Conviene tener siempre a mano una bayeta y un antical. No se trata de limpiarlo todos los días (algo prácticamente imposible), pero sí de dar una pasadita al lavabo o el espejo después de usarlos. Son apenas unos segundos, lo que facilita que esta estancia se vea más limpia en el día a día.

Si tu baño tiene humedades, también hay un pequeño truco. Basta con poner un recipiente con tiza, arroz o carbón vegetal y colocarlo en un estante. Son materiales que absorben bien la humedad y los malos olores.

Si no sabes qué hacer con los cubiertos de madera porque con el uso se han oscurecido, basta con sumergirlos en agua tibia mezclada con agua oxigenada para conseguir que tono de madera natural que tenían al principio.

Algo parecido puede suceder con la tabla de cortar de madera. No se debe meter en el lavavajillas porque se astilla. Si tiene mal aspecto, lo mejor es aplicar aceite mineral o cera de abeja, dejar que actúe durante 24 horas y retirar el exceso de líquido.

Finalmente, otra cosa que suelen traernos de cabeza es cómo acabar con las manchas de café que se derraman en el mantel. Cualquier abuela lo arreglaría poniendo papel encima para absorberlo y después añadiría agua con gas. Un proceso que hay que repetir varias veces, para que en cada pasada la mancha vaya desapareciendo.