El equipo de A-cero, dirigido por Joaquín Torres, se acercó hasta una vivienda de 30 años de antigüedad ubicada en una zona residencial de Zaragoza. La casa, apenas reformada desde su adquisición, estaba llena de un mobiliario deteriorado por el tiempo y propio de una época anterior.

Los propietarios, actualmente residentes en Madrid, disponían del inmueble para estancias esporádicas y querían hacer de él una segunda vivienda acogedora. Distribución, luz y diseño fueron algunos de los retos a batir que finalmente fueron superados con creces y un espectacular resultado.

Se opta por el color blanco en paredes y suelos para aportar la luminosidad deseada y se combina con el color negro para enfatizar ciertas partes y así crear volúmenes escultóricos.

Comenzamos el viaje en la planta superior, donde nos encontramos con un gran recibidor en el que el blanco es la indiscutible estrella. La monotonía tan solo es rota por unos cuadros en tonos azules y grises de la pintora Mercedes Rodríguez, junto con una alfombra también en gris y unas bolas en acero brillo de "A-cero in".

En el techo una apertura deja pasar luz natural por un tragaluz ya existente. Este amplio hall distribuye por un lado la zona más pública compuesta por un salón comedor de grandes dimensiones y al otro lado, un aseo de cortesía, dormitorio en suite con baño completo que bien puede ser de invitados o de servicio, y la cocina. En frente se ubica la espectacular escalera que nos llevará a las estancias más privadas.

En el salón, como para el resto de la vivienda, los arquitectos de A-cero han elegido el blanco como protagonista. Esta monocromía solo es salpicada por ciertos elementos como la consola en madera lacada en negro de "A-cero in" y los sofás modelo Ace de la misma firma tapizados en tono champán terciopelo.

En la misma planta, se añade una zona más de servicio, con un aseo de cortesía, cocina y dormitorio de servicio o invitados en suite con baño completo. La cocina, que tiene una disposición alargada, fue diseñada por A-cero a medida para su espacio, una vez más caracterizada por el blanco, sobre el que destaca la mesa de trabajo en negro.

El paseo termina frente a una escultural escalera que conduce a la parte inferior de la vivienda, allí se sitúa la joya de la corona: el dormitorio principal, toda una suite de lujo con su propio baño y vestidor.